LITERATURA LATINA E ITALIANA
LITERATURA LATINA
La literatura romana
antigua, de Europa occi-dental en sus primeras manifestaciones ocurrie-ron del
siglo III antes de Cristo, luego fue evolucionando y transformándose, a través
de diferentes géneros y sentidos. La desintegración del imperio romano y el
desarrollo gradual de las lenguas románticas a partir del latín llamémoslo
vulgar (la lengua del pueblo) no afecto la esencia del latín como lengua sustancial
en Europa occidental. La literatura latina, en una forma cris-tianizada,
continuo desarrollándose durante la edad media, en el momento que el latín fue
la lengua oficial de la iglesia católica. Con el surgi-miento del humanismo, en
el siglo XIV, y su característica por recuperar las formas clásicas del mundo
antiguo, se sucedió un nuevo impulso al latín, que se mantuvo hasta el siglo
XVII. Hasta no hace mucho tiempo, en la cultura occidental el conocimiento de
la literatura clásica latina (así como la griega) era importante en la
educación.
LOS MENESTERES DE LITERATURA
LATINA
La literatura latina
fue una consecuencia de la literatura griega y sirvió a su vez como referencia
básica, especialmente en el renacimiento, para el desarrollo de las literaturas
europeas posteriores. Por sus vínculos formales de los modelos griegos, los
escritores latinos contribuyeron de cierta manera con sus escritos a la misión
civilizadora de Roma en el mundo. Los logros más trascendentales se hallan en
la poesía épica y lírica, en la retórica, la historia, el drama cómico y la
sátira, género que los romanos le dieron luz.
PERIODO
PRIMITIVO
La literatura latina
comienza con Livio Andró-nico, que arribo a Roma siendo un esclavo que hablaba el
idioma griego y que aprendió el latín. Se atrevió a traducir los versos épicos
de Homero, la Odisea, al latín, y la vez escribió las primeras piezas
dramáticas en esta lengua, también traducciones de otras obras griegas. El
primero de descendencia romana fue Gneo Nevio (270-201 a.C.), que te atrevió a
seguir el ejemplo de Livio Andrónico. Por ese entonces sus comedias tuvieron
mucho éxito. Compuso también el Bellum poenicum, un poema épico sobre las
guerras púnicas, entre Roma y Cartago. Sin embargo, el primer escritor romano
de importancia fue Quinto Ennio, famoso por sus Annales, un poema vigoroso que
relata la historia de Roma en sus conquistas en versos hexámetros adaptados del
griego al latín. El gran esfuerzo de Ennio sirvió como modelo para la épica
romana y fue tremendamente imitado por poetas poste-riores que refinaron el
estilo.
Desafortunadamente
solamente se conservan fragmentos diseminados de estos primeros escritores,
pero si se conservan veintiuna obras de teatro del primer dramaturgo romano,
Plauto. La comedia trascendió volviéndose la más impor-tante representación
romana; las obras agiles de Plauto sirvieron de modelo de las comedias europeas
posteriores. Su mundo de amos ignorantes, esclavos astutos, doncellas
inocentes y jóvenes sin esperanza que se enamoraron absur-damente, fue heredado
por el segundo autor romano de comedias, Terencio. Sus obras tal vez sean menos
divertidas pero más conmovedoras que las de su predecesor.
Catón el Viejo,
político reconservador y enemigo furibundo de Cartago, fue el primer maestro de
la prosa romana. Orador estruendorosó, proporciono los primeros modelos a la
retórica romana. Su tratado sobre la agricultura, De agricultura, aún se
conserva. El gran maestro de la sátira, un género tal vez inventado por Ennio,
fue Cayo Lucilio, que introdujo el uso de palabras mordaces que ridiculizan
despiadadamente una gran variedad de locuras humanas, tanto en el terreno
privado como en el público. Solamente se conservan pequeños fragmentos de su
obra.
LA EDAD DE ORO DE LA POESÍA
El pionero de la época
más increíble de la poesía romana fue Lucrecio, cuyo poema didáctico De rerrum
natura dice en versos elocuentes que los dioses no intervienen en asuntos
humanos. Ya que su fundamento era liberar al pueblo de la superstición y del
miedo a la muerte. Catulo, el primer gran poeta lírico en latín, lo inspiró el
mundo griego. Sus poemas extensos son com-plejos y sobre todo eruditos., pero
le caracterizan en mayor medida los
poemas líricos menos largos, algunos de los cuales son puras declaraciones de
amor a cierta mujer llamada Lesbia o están dedicados a su hermano muerto. En
otros se refiere a la cuestión de sus ofensas políticas. Su palabra inquebrable
e intensa ha dado un rigor impulsador a la historia de la lírica desde
prácticamente el descubrimiento de su obra al renacimiento.
El reconocimiento
merecido al más grande de los poetas latinos, así como en vida o en épocas
posteriores, Virgilio escribió en sus comienzos las Églogas, se trata de diez
poemas pastorales que se convirtieron en atributos permanente de su género.
Luego escribió Las Geórgicas, poemas de la existencia de los agricultores. Pero
tal vez su obra maestra es la Eneida, un poema épico que narra como el héroe
troyano Eneas viajo a Italia donde se establecería Roma. En este poema,
inspirado en la obra de Homero, contrasta el deseo de paz con la admiración
tradicional de la virtud militar.
El ferviente amigo de
Virgilio, Horacio, gracias a su positivo criterio se convirtió en el maestro de
la oda adaptando con suprema habilidad los metros griegos al latín. De su más
destacada poesía que evoca un elegante sentido del humor. La tradición de la
elegía del amor, que empezó Catulo, fue continuada de una forma tierna y
melancólica por Alibio Tibulo (c. 48-19 a.C.). El último de los tres volúmenes
que se atribuyen posen poemas de amor directos y conmovedores escritos por su
contemporánea Sulpicia, los únicos poemas que se conservan de una mujer romana.
Más dinámicas y
complejas son las elegías de amor escritas por Sexto Propercio, acciones
movidas de sus complicados amores con Cintia. La tradición elegíaca termino con
la obra de Ovidio, que cultivo el género de una forma festiva. Prolífico poeta,
obra más sobresaliente su Ars amatoria y por su obra más destacada, La
Metamorfosis, un extenso poema que constituye un resurgimiento de los mitos
antiguos.
LA EDAD DE ORO DE LA PROSA
La época sublime de la
poesía correspondo igualmente con la de la prosa, se destaca Cicerón, este fue
un consumado político y orador cuya retórica se convirtió en un modelo para la
oratoria euro-pea posterior. Los discursos más importantes de este orador son
los que dijera contra el conspirador Catilina, pero varios de estos son
igualmente oportunos y certeros. Por el magistral uso que disgrega de los
ritmos y cadencias del latín, conjugados de excelente manera para alcanzar
efectos persuasivos. Cicerón se destacó también con las oraciones en prosa de
un estilo más relajado, generalmente por tratados sobre retórica y filosofía
como los famosos textos sobre la amistad y los tiempos pasados. Se conserva
gran parte de su reveladora y extensa correspondencia.
De cierta manera el
destacado escritor de prosa, fuel el contemporáneo de Cicerón, Julio Cesar. Sus
escritos claros y fuertes sobre La guerra civil, sumados a los comentarios
sobre la guerra de las Galias (De bello civil y De bello gallico) gracias a los
excelentes calidades se convirtieron en im-portantes ejemplos de su género. El
más desta-cado historiador romano fue Tito Livio, que escribió la más larga
historia de Roma Ab urbe condita, también conocida como Décadas, de la cual se
conserva mucho menos de la mitad y que es fundamentalmente importante de este
periodo.
LA EDAD DE PLATA
A le edad de oro le siguió como consecuencia
lógica la mencionada edad de plata, data del siglo I d. C; aunque alumbrada por
el brillo del siglo anterior, durante de este periodo ocurrieron obras
trascendentales. La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la
perfección del genero épico que los
poetas que le siguieron tuvieron más problemas. Sin embargo, Lucano, cuya epopeya
Farslia narra incidentes de la guerra civil romana con un estilo consecuente
con el momen-to y animado, y Publio Papino Estacio, un escritor sobresaliente en
la edad media, supieron magistralmente abordar la tradición épica. La Tebaida,
obra principal de Estacio, va siendo una epopeya supremamente vigorosa que
lleva el estilo virginiano. De la época de plata fue Seneca, tutor del famoso
emperador Nerón. Seneca expuso las doctrinas de la filosofía estoica en cartas
y tratados que tuvieron una gran influencia. También realizo varias tragedias
que exploraban el tema del mal y sus consecuencias, la omnipresencia de la
muerte, la culpa involuntaria y voluntaria, la pasión y el abuso del poder.
Durante esta gran época
se produjeron obras trascendentales de varios estilos satíricos. El esclavo
Fedro, que se convirtió en un hombre libre con el emperador Augusto, escribió
en verso significantes versiones latinas de las populares fabulas de Esopo. El
escritor más sobresaliente fue Petronio, cuyo sorprendente Satiricón. Una
extensa obra en verso y prosa de la cual solo se conserva alguna parte, es una
narración increíble de una entretención que describe vivamente un amplio
conjunto de excesos humanos. La sátira aquí está representada por el áspero y
complejo Persio y el amargo, pero entretenido, Juvenal. La más corta de las
formas poéticas, el epigrama, fue perfeccionado por Marcial, cuyos versos socarrones
e ingeniosos son un modelo de su género.
La prosa del siglo1 d.
C. establece las obras de varios autores didácticos notables. Plinio el Viejo
fue un escritor prolífico cuya Historia natural sirvió a varias generaciones
como modelo de libro de texto sobre historia natural. La institución oratoria,
del retórico Quintiliano es un legado importante dedicado a la teoría y a la
práctica de la oratoria, que incluye además de las críticas literarias romanas
más equilibradas. Varios desta-cados historiadores ejercitaron la escritura
duran-te este periodo. Cornelio Tácito escribió dramáti-camente los arduos
acontecimientos de su época y la que lo presidió a sus narraciones Historias y
anales (121), de Soetonio, es relevante por sus animadas biografías de los césares,
a menudo, demoledora descripción de lo que para la crítica actual es el mejor
periodo de la Roma clásica
ÚLTIMO PERIODO
Durante el periodo de
la decadencia romana, como es de esperar la literatura tuvo su declive, en esta
época se destacaron algunos pocos escri-tores. La Metamorfosis (conocida como
El asno de oro) de Lucio Apuleyo es una rica historia en prosa que incluye la
historia, elegantemente con-tada, de Cupido y Psique. En el siglo VI sobrevino
una última fuerza literaria pagana con el sabio y perspicaz Ambrosio Teodosio
Macrobio, que escribió una especie de sumario de la antigua cultura en su
Saturnalia.
PRIMEROS ESCRITORES DE LA CRISTIANDAD
Las primerizas
manifestaciones de la escritura cristiana en latín se superponen a la última
litera-tura pagana. El primer escritor de trascendencia Tertuliano, maestro de la prosa y a la vez
uno de los escritores más influyentes de su época fue el cura de la iglesia San
Ambrosio, conocido sobre todo por su correspondencia y por sus himnos. Aurelio
Prudencio estableció una nueva tradición en la poesía cristiana al emplear la
prosa y al recuperar ciertos elementos de la escritura pagana para propósitos
supremamente cristianos. Su Psycho-machia, que representa el alma como campo de
batalla donde luchan las virtudes y los vicios, introdujo de una forma escueta
el uso de la alegoría en la poesía cristiana.
Esta prosa de San
Agustín fue una de las más valoradas en el pensamiento europeo medieval y
renacentista. Las obras principales de este pensador cristiano, La ciudad de
Dios (413)-426), las Confesiones (400), sustentan el estilo clásico de la
retórica ciceroniana de manera inmersa en la condescendencia amanerada y
personal para expresar un sentimiento de convicción cristiana. Un poco antes de
este prevenido autor, se puede destacar la obra de San Jerónimo siendo él el
traductor de la Biblia. En ese entonces conocida como Vulgata, ha sido la
versión modelo en latín desde esa época, y ha influido de sobremanera en la
prosa latina y europea. Obras de la época de San Agustin, no especialmente
cristianas en cuanto su orientación, establecieron una gran repercusión en el
filosofía cristiana posterior. De nuptus Philologiae et Mercurii (400) es el
título que se popularizo de una libro Marciano Minneo Félix Capella, que
propuso a la culturización cristiana europea un sistema para organizar el
conocimiento secular representados por las siete artes liberales, el trivivium
y el quadrivium. De consolatione philosophiae, del cónsul Boecio, describe con
cierto vigor y sosiego como la vida llamada espiritual puede ser una fuente de
paz interior en tiempos adversos.
LA EDAD MEDIA
En el medioevo sique la
traición de la literatura cristiana primitiva. El cura San Isidro de Sevilla
junto en suscrito de la cultura de su época en los veinte libros de las
Etimologias (623), que sirvi-eron como obras de referencias durante la edad
media tardía, el género histórico fue relevante durante este periodo, con
algunas obras trascen-dentes desde el punto de vista literario. En setecientos
treinta y uno, el inglés Beda el Venerable escribió versos en latín, además de
concluir una inestimable narración de la Iglesia en su nación. La obra en prosa
más significativa fue la biografía de Carlomagno escrita por Franco Ein-hard.
La corte del primero reunió a un gran número de poetas, entre los cuales se
destaca el erudito inglés Alcuino de York y el sabio arzobispo de Manguncia
Rabanus Maurus, el cual pudo ser el autor del increíble himno “Veni Creator
Spiritus. También fueron esos años de ejemplos transcendentales en poesía
litúrgica, La forma conocida como secuencia, cantos en latín para ser cantados
durante el ritual católico, surgió en el siglo IX y está particularmente
asociada a Notker Balbulus, de la abadia de Gall.
Muchas clases de estilos de poesía fueron
también característicos de la primera época de la edad media. Las narraciones
de Reynard the Fox, varias fabulas de animales, apareció en versos latinos en
el siglo X. También se escribieron poemas épicos más serios. Especialmente
notable es el poema heroico Waltharius, atribuido al monje suizo Ekkehard I el
Viejo, tratándose en la existencia del rey Walter de Aquitania. Gran parte de
la más destacada poesía de la edad media fue anónima, en especial los versos
líricos de la literatura goliardica, en su mayoría escritos por estudiantes y
monjes solitarios, que cantaban los placeres del vino y del amor carnal, y
sabiamente ridiculizaban al clero y a la poesía devota tradici-onal. Estos
increíbles poemas anónimos se conservaron a través de la historia en varios
manuscritos. Uno de los más relevantes es Carmina Burana. Por otro lado se
continuo escribi-endo poesía religiosa de un bajísimo precursor y mediocre, que
se usaron como himnos, el ejemplo más claro Staba Mater Dolorosa, de Jacopone da
Todi, y el tedioso Dies Irae, del fraile itálico Tomás de Celano.
Se conserva muchísimas
obras de teatro religiosas medievales que son antecesoras directamente del
drama moderno. Desarrolladas en un contexto de servicios litúrgicos, e
inclusive de las formas conocidas como misterios de una manía y decadencia
terrible. La monja germana Hrosvitha adapto las técnicas dramáticas de Terencio
a temas cristianos con resultados desoladores. Sin embargo, al margen de su
obra, estos dramas son, en su mayor parte, anónimos.
La prosa con tendencia
de ficción de cierta mane-ra fue cultivada dentro de la literatura en latín
popular, generalmente en narraciones cortas; los más destacados que se conocen
son colecciones La Legenda aurea, Gesta
romanorum, una colección de vidas de santos escritas en el siglo XIII, y otras escritas por el arzobispo
Genova Jacobo de Voragine, de asentó muy popular.
Durante esta época el
latín sirvió como lengua de cultura en la mayoría de Europa y se conserva un
vasto conjunto de prosa especializada, como la filosofía escolástica. Algunos
de estos filósofos, como el sabio francés Abelardo, escribieron obras
trascendentales en términos literarios. Sus poemas de amor y canciones
seculares se han extraviado, pero afortunadamente se conservan sus himnos y la
correspondencia intensa y conmovedora con su querida Eloísa. Dos obras
trascendentales del poeta erudito Alain de Lille, Anticladinaus y Planctu
naturae, son intentos alegóricos y filosóficos por determinar el lugar de los
seres humanos en el universo natural. Pese a que los escritores empezaron a
emplear las len-guas vernáculas cada vez más, los tratados técnicos continuaron
escribiéndose en latín. El increíble poeta italiano Dante Alighieri empleo la
lengua latina en tratados sobre el papel de la monarquía (De monarchia) y sobre
los usos de la lengua italiana (De vulgari eloquentia).
EL RENACIMIENTO
Esta última época de
manifestarse en látín, el renacimiento se concretó en la obra del huma-nista
italiano Petrarca en el siglo XIV. El denominado humanismo fue un movimiento
que pretendía recrear la experiencia clásica revivi-endo el lenguaje, el estilo
y los géneros de la literatura latina. El libro más logrado de Petrarca incluye
Secretum (1343), donde el poeta mono-loga y se somete a interrogatorio, así
como su larga correspondencia, en prosa y en verso. La tradición de la prosa en
país itálico fue continuada por escritores como Poggio, famoso por una
brillante crónica de la Florencia de la época y por su Facetiae (1428-1452),
una recopilación de varios relatos.
En la época del
renacimiento, el latín continúo siendo la lengua técnica e intelectual en
Europa. Los estudios lingüísticos del humanismo italiano Lorenzo Valla abrieron
el sendero a grandes eruditos futuros y tuvieron una enorme trascendencia en
el pensamiento y el estilo de ese tiempo. En el área literaria se destacaron
los escritores filosóficos de Marcio Finicio, que intento reconciliar el
platonismo con el cristia-nismo, y los de Giovanni Pico Della Mirandola, famoso
por su De homenis dignitate oratio (1486). Al mismo tiempo que se desarrolló la
prosa en latín en la Italia del renacimiento, hubo una destacada producción en
verso. El mejor poeta fue Giovanni Pontano, en su obra se conjugan el vigor erótico
y la exaltación de la vida familiar. Un exiliado griego, Michael Marullus,
escribió vehementes himnos en latín dirigi-dos a los dioses paganos, y el
humanista florentino Poliziano escribió poesía tanto en latín como en italiano.
La obra de Marco Girolano Vida incluye un destacado tratado en verso, sobre el
arte de la poesía, Ars poética, y su Christiad (1535) es lo más semejante a una
epopeya renacentista en latín. El tratado De arte Dicendi (1556), del español
El Broncense, es un destacado ejemplo de las dramáticas prácticas comu-nes en
esa época.
En otros lugares de
Europa también fueron esce-nario de una escritura excelente en latín que
continuo la tradición iniciada en Italia. Entre las más significativas, se
destaca la del sabio huma-nista holandés Erasmo, cuya labor extensa incluye el
divertido Elogio de la locura (1511). El estadista ingles Tomás Moro, amigo de
Erasmo, escribió algo así como una obra visionaria en latín, Utopía (1516), que
hoy en día sique siendo significativa en el pensamiento político occidental.
La novela en latín más conocida del Renac-miento es Argenis (1621), del poeta
satírico escocés Jonh Barclay. Entre la poesía escrita en latín más difundida
en Europa se encuentra el apasionado Basia, del escritor holandés Johannes
Secundus. El galés Jonh Owen fue famoso por sus epigramas en latín. La
tradición de la poesía latina en el norte europeo continuo en el siglo XVII.
Los poetas de la orden jesuita Casimir Sarbiewski polaco y Jacob Balde de
Alsacia, escribieron una poesía influenciada por Horacio pero bastamente
saturada de cristianismo.
LUCIO LIVIO ANDRÓNICO
Se destacó por su
dramaturgia, poesía épica ro-mana que difundió entre sus contemporáneos la
primera oportunidad de leer a los clásicos griegos en su propia lengua. Tal vez
nació en la colonia griega de Tarento, por cierto lío fue llevado prisionero a
Roma y posteriormente liberado. Escribió una tragedia y una comedia para
celebrar el fin de la I guerra Púnica. Introdujo en el mundo romano los géneros
griegos épico, lírico y dramático, por esa razón se le considera el fundador de
la poesía épica y dramática latina. Sus traducciones de las obras griegas se
presentaron primera vez en Roma en el año dos-cientos cuarenta antes de Cristo.
Como también tradujo la Odisea de Homero al latín.
QUINTO ENNIO
Gran poeta y dramaturgo
romano (239-167 a.C.), considerado por muchos como el fundador de la literatura
latina. Vino al mundo en el pequeño pueblo de Rudiae, actual Rugge, en la
región de Calabria, y al parecer en la segunda guerra Púnica. En Cerdeña tuvo
la suerte de conocer a Catón Viejo, guíen lo llevo a Roma en el año doscientos
uno antes de Cristo. En esa ciudad se ganó la vida dictando clases de griego y
traduciendo obras de importancia griegas. Su gran labor lo hizo merecedor de la
amistad del general romano Escipión el Africano, a guíen alaba en un texto
llamado Spicio.
A este escritor se le
atribuye la introducción de la escritura latina y las invenciones de las
Sátiras, que incluían ensayos muy diversos. Lestabana palabra satyra (sátira)
designada originalmente, en efecto, un plato lleno con gran variedad de frutas,
el cual se usaba para memorar a los dioses. Las Sátiras de Ennio, según cierto
personaje, tenían elementos y temas morales, reflexivos, cómicos, narrativos y
autobiográficos, y estaban basadas sobre todo en el medio dramático. Adapto en
su poética el hexámetro (empleado por Homero) al verso romano. Lo más destacado
de sus escritos son las tragedias y su poesía épica. Escribió algo así como
veinte tragedias, basadas en su mayoría en temas del ciclo troyano, que
expresaban la pasión y el pathos en forma de diálogos poéticos. Su poema épico
más de trascendencia es Annales, una extensa obra de dieciocho volúmenes que
influyo más tarde en Virgilio al escribir su Eneida, Aunque tanto de los Annales como también en
otros de sus escritos apenas existen algunos fragmentos de su gran obra.
PLAUTO
Este escritor (c.
245-184 a,C.) se dedicó con pasi-ón a la dramaturgia cómica, alcanzo una buena
fama entre sus contemporáneos y con el pasar del tiempo ejerció una notable
influencia en la literatura dramática postrenacentista europea.
Nació en Sársina,
Umbria. Según la historia se trasladó a Roma en el momento de su juventud, y
allí hizo fortuna trabajando entre bastidores, aunque luego la perdió en varios
negocios, y comenzó a escribir comedias mientras se ganaba la vida como
molinero. Escribió más de cien comedias, de las cuales solamente se conservan
veinte completas y una muy fragmentaria, Vidularia. Escribio la mayoría de sus
obras en los últimos veinte años de su existencia. Las obras que se conocen son
obras con mucho vestuario, personajes, tramas y escenarios inspirados en las
comedias de Menandro, Filemón, Dífilo y otros autores de esa comedia griega.
Plauto puso en ellas numerosas alusiones locales, además ele-mentos
renovadores, como la canción y la danza (los diálogos ocupan aproximadamente una ter-cera parte de
la obra), y con su buen sentido del humor y su dominio el latín vulgar, produjo
farsas menos pulidas pero más divertidas que las comedias griegas. De y tema
generalmente amo-roso, la trama se complicaba con engaños o confusiones de
identidad, como también los personajes respondían a arquetipos heredados de las
comedias griegas, como parásitos y soldados fanfarrones. Sin embargo, las
comedias de este dramaturgo son variadas y originales en el trata-miento de los
temas y los personajes, y abarcan desde la parodia mitológica (Anfitrión) hasta
el romance (La cuerda), y desde la burla (Casina) como también la farsa (Los
menecimos) a la comedia de aspecto refinado (Los prisioneros y Trinummus), o
las famosas Miles Gloriosus (El soldado fanfarrón) y Asinaria (La venta de los
asnos).
TERENCIO
Notable escritor, que
se destacó en la dramaturgia, siendo uno de los precursores de la comedia de
costumbres. Terencio llego al mundo alrededor del año 190 a.C. en Cartago y fue
conducido a Roma en calidad de esclavo del senador Publio Terencio Lucano,
quien lo educó y le concedió la tan anhelada libertad. Trasformado en un ser
libre, se hizo llamar con el nombre de Publio Terencio, en reconocimiento a su
antiguo patrón. Lo primero que escribió se trató de Andria, escrita en el año
166 a.C. Tras cosechar un éxito inmediato, Terencio, dotado de un temperamento
fuerte, se convirtió rápida- mente en el favorito de los círculos literarios
romanos, se dijo que fue gran amigo Escipión Emiliano, en esa casa acudían
hombres de estado y hombres de letras preocupados por hacer crecer la lengua
latina. Las seis comedias de Terencio, escritas entre 166 y 160 a. C., están
basadas en las obras de origen griego. Así por ejemplo Andria, El que se
atormenta así mismo, El eunuco y Los hermanos, son influenciadas por Meandro,
mientras que Fornio y La suegra están basadas en la obra de Apoloro de Caristo.
En el año160 a.C Terencio viajo a Grecia en busca de nuevas obras de Menandro y
pereció en el mo-mento que regresaba a Roma y gracias a una tormenta por lo
cual la embarcación naufrago.
Las obras puestas en
escena eran sátiras ligeras e ingeniosas sobre la vida de las personas
pode-rosas y refinadas. A diferencia de las comedias de su antiguo predecesor,
Plauto, en las sátiras de Terencio casi no existen canciones y danzas, carecen
de las farsas de aquel, y su refinado humor remplaza a los chistes y juegos de
palabras, la caracterización exagerada y las situaciones hilarantes por un
sutil dominio de la trama y los personajes. También recurre al engaño con
menos frecuencia que Plauto, y pone un mayor énfasis en la falsa identidad de
los perso-najes. En todas sus obras, con excepción de La suegra, hay una doble
trama en la que se entremezclan dos romances, donde el resultado feliz depende
del otro. Durante la edad media sus comedias fueron adaptadas por la monja
Hrosvitha y su influencia fue marcada por el teatro de Lope de rueda, en la
comedia renacentista y en el dramaturgo francés Moliere.
CATÓN VIEJO
Catón (234-149 a.C.)
político enredador como también un destacado escritor, su verdadero nombre fue
Marco Porcio Catón, y también fue conocido como Cantón el Censor. Tuvo la
fortuna de nacer en una granja en Túsculo (en latín Tusculum), cerca de la
actual Frascati, en Italia. Desde un principio se interesó en la agricultura y
la vida sencilla típica de los terratenientes roma-nos en los primeros tiempos
de la república. Se distinguió en su juventud como enemigo furibundo de la
cultura griega ya que consideraba que debilitaba a los romanos. Cantón sirvió
como cuestor en el año 204 a.C., como edil en el 199, como prestor en el 198 y
como cónsul en el 195. Mientras desempeñaba ese último cargo provoco una
revuelta en la Hispania Citerior, de donde volvió a Roma en el 193 a. C. Lucho
fuertemente contra la inmoralidad y la lujuria de la vida romana y uso los
privilegios de su cargo para privar al senado de todo lo que considero indigno,
bien por su sus extravagancias o por estar alejados de la idea del virtuoso
carácter romano. En el 157 a.C. fue enviado a África para que actuara como
árbitro entre los miembros de las tribus cartagineses y númidas. Estando en ese
continente se obsesiono con la idea de que la ciudad de Cartago a la que
repugnaba tanto por su lujo como por su riqueza, y que despertó la xenofobia,
ya que era una amenaza para Roma.
Hasta su muerte finalizo todos sus discursos con las palabras: Delanda est
Carthago (Cartago debe ser destruida). El año en que pereció y en gran parte
debido a su influencia, comenzó la III guerra Púnica entre Roma y Cartago, tres
años esta última ciudad fue arrasada completamente. Catón fue recordado por
haber sido el primero en escribir una historia de Roma en prosa, Orígenes, de
los cuales tan solo subsisten algunos frag-mentos. Su De agri cultura, un
estudio sobre la agricultura, es la primera obra en prosa en latín.
CAYO LUCIO
Este increíble hombre,
creador de la poesía satírica latina. Vino al mundo en el pequeño poblado de
Suesa Aurunca (en la actualidad Se-ssa Aurunca, Italia), y fue un valiente
soldado y guerreo en Hispania a las
órdenes de su amigo, el general Escipión Emiliano, luego en la guerra de
Numancia (134-133 a.C.); fue miembro literario surgido en torno a este general.
Sus treinta libros de versos satíricos, a modo de sermones, de los cuales tan
solo se conservan 1300 fragmentos, eran críticas abiertas e informales de los
acontecimientos y las personalidades de ese tiempo. Se caracterizan por sus
mordaces inventivas, el uso constante de la anécdota, el dialogo y la fábula,
elementos que habrían de caracterizar la sátira romana de los nuevos tiempos.
LUCRECIO
( 99-55 a.C.), de
nombre completo de Tito Lucre-cio Caro, el poeta de índole del latín que en su
gran poesía didáctica, en seis volúmenes, De Rerum Natura (De la naturaleza de
las cosas), donde claramente difunde las teorías de filósofos griegos Demócrito
y Epicuro, y además constituye la fuente principal de la que hoy dispo-nemos
para conocer a estos dos. Lucrecio con su actitud de pensador y escritor se
propuso liberar a la humanidad de la muerte y del miedo a los dioses, en su opinión
las principales causas de la infelicidad humana. En sus obras siempre busco más
una finalidad instructiva y didáctica que literaria. Su representación del
universo como un conjunto fortuito de átomos que se movían en el vacío, su
permanente insistencia de que el alma no es una identidad distinta e
inmaterial, sino una aleatoria combinación de átomos que se sobreviven al
cuerpo, y su defensa en que los fenómenos terrestres que responden
exclusivamente a causas de origen natural, se proponen comprobar que el mundo
no se rige por el poder divino y, por lo tanto, que el miedo a lo sobrenatural
carece por completo de fundamento. Lucrecio no niega para nada la existencia de
los dioses, pero consi-dera que no intervienen para nada en los asuntos o en
los destinos de los mortales. Uno de los pasajes más famosos de su obra De
Rerum Natura va siendo la descripción detallada de la evolución de la vida
primitiva y el nacimiento de la civilización.
CATULO
Este poeta romano, de
nombre Cayo Valerio Catulo, en muchos casos considerado como uno de los mejores
exponentes de la poesía lírica en Roma. Algunos historiadores creen que nació
en Verona y se estableció en Roma hacia el sesenta y don antes de Cristo, donde
se convirtió en el miembro más destacado de los poetas jóvenes que
sobresaltaban las formulas métricas de los poetas griegos de Alejandría
(Egipto). Entre sus obras más deslumbrantes, están sus titulados poemas Lesbia,
que expresan profunda pasión, devoción, desprecio y odio hacia una dama
miste-riosa, identificada únicamente como Lesbia. Ciertos eruditos conjeturan
que Lesbia que verdaderamente era Clodia, una mujer supremamente bella pero
sin escrúpulos, que había sido infiel al joven poeta. Aunque la afirmación
central de la obra es Lesbia, ya que muchos poemas expresan claramente las
dudas, la autocrítica y la compasión del propio Catulo. Con independencia de
los hechos exactos, los llamados críticos por lo general coinciden en que los
poemas de Lesbia se encuentran entre las expresiones más intensas y directas de
la literatura latina. Son por lo general obras no tan largas, de temática
variada, claro está escrita en forma lírica. Intercalados con los poemas de
Lesbia hay poemas epigramáticos en que ataca directamente a sus rivales y
enemigos.
Terriblemente afectado
emocionalmente tras su ruptura con Clodia hacia el cincuenta y siete antes de
Cristo, Catulo según por ciertos historiadores realizo un extenso viaje por
las provincias romanas de Asia Menor. Su conocida oda con el verso Franter ave
atque vale (“Hermano hola y adiós) está inspirada a la visita a la tumba de su
hermano en Troya. A su vuelta (56. a.C)
Catulo escribió su poema más largo, Las bodas de Peleo y Tetis. En las
postrimerías de su muerte escribió unos ataques directos contra personajes de
la talla Julio César y sus asociados políticos. Se vislumbra que murió joven,
se cree que a la edad de treinta años.
La influencia de su
poesía se puede apreciar en la poesía amorosa de los poetas latinos
posteriores, como ejemplo claro están Ovidio y Horacio, si no en los
epitalamios de los poetas ingleses del rena-cimiento, los ejemplos más claros
son Ben Jonson, Edmund Spenser, y en los neoclasicistas españoles del siglo XVIII, como Meléndez Valdés
y Lista.
VIRGILIO
Este afamado poeta
(870-19 a.C.), quien en sus mejores tiempos escribiera la Eneida, obra
considerada de suprema importancia para la literatura escrita en latín. Publio
Virgilio Marón llego a la vida el 15 de octubre del año setenta antes de
Cristo, en Andes, un pequeño pueblo cercano a Mantua, su padre era de origen
campe-sino. Virgilio desde muy niño se dedicó a estudiar en profundidad las
lenguas y las literaturas griegas y romanas, además retórica y filosofía, en
Cremona, Mediolanum (Milán), Roma y Nápoles. Debido a la protección que le
brindo el político Cayo Mecenas, Virgilio por esa razón no tuvo preocupaciones
económicas y pudo entregase con pasión al estudio y a la literatura. Paso
muchos años en Nápoles y Nola, y entre sus amigos más íntimos figuran su
protector y mecenas Octavio, que al sucederse el tiempo se convirtió en el
emperador Augusto, y muchos conocidos poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo.
En el año 19 a.C. realizo un largo viaje por Grecia y Asia, con la única
intención de revisar su obra maestra. La Eneida, ya terminada, y dedicar el
resto de su existencia al estudio de la filosofía. En Atenas, tuvo la suerte de
poderse reunir con Augusto y regreso con él llegando a la península italiana.
El poeta se enfermó antes de embarcarse y pereció poco después de su llegada a
Brindes (Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordeno a Augusto que
destruyera la Eneida; sin hacer este último lo que le dijera, al contrario hizo
revisarlo y lo público con la ayuda de Vario Rufo y Plotio Tuca.
El appendix Vergiliana,
una bella colección de poemas menores, se atribuyó a Virgilio. Esta nombrada
colección incluyen breves poemas épicos, (Cirus Culex), elegías (Lydia, Copa a
la taberna), un poema de estilo didáctico Etna, y varios pomas agrupados bajo
el título de Catalep-ton, o Miniaturas. Todos los poemas están escri-tos en el
mismo estilo erudito e innovador que caracterizo a los poetas helenistas de Alejandría,
y muchos son relevantes en cuanto la influencias del poeta Catulo y su escuela.
La autenticidad de esta colección es, bastante discutida por los especialistas
modernos. Ciertos poemas, especialmente algunos de los incluidos en Catalepton,
que hablan de la vida de Virgilio, como se cree pueden ser obras escritas
durante su juventud.
Las églogas datan del
año treinta y siete antes de Cristo, Virgilio al poder completar su primera
gran obra, las diez Églogas o Bucólicas, poemas de tipo pastoral inspirados en
los idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo tercero antes de
Cristo, si de cierta forma los poemas de Virgilio son más estilizados y menos
realistas. El poeta respeto impecablemente las convenciones pastorales y sus
canciones de amor, sus lamentos, pero dio a las Églogas un carácter
supremamente original y nacional, al introducir en los poemas personajes y
hechos reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo alegórico.
La famosa Égloga IV celebra la venida al mundo de un niño que traerá nueva Edad
de Oro, de paz y prosperidad. En la última época del imperio romano, y como
también en la edad media, este poema se consideró como una profecía de la
llegada de Jesucristo.
Para hablar sobre las
Eglocas, hay que saber que son un tratado de cuatro volúmenes sobre la vida del
campo, escrito entre los años 36 y 29 anterior a Cristo. El poema en sí alcanza
una perfección artística deslumbradora, y su publicación le dio el renombre del
mejor poeta de su época. Aunque en la obvia realidad es un mero tratado de
agricultura, enfocado desde la situación técnica, Las Geórgicas también poseen
una insinuante defensa de restaurar la vida agrícola tradicional de Italia. El
poema aspira a tener carácter universal, como muestran los temas de la guerra,
la paz, la muerte y la resurrección que encierran cada uno de esos cuatro
volúmenes.
La Eneida, es una epopeya mitológica, escrita
en doce libros que relata las peripecias del héroe Eneas durante siete años,
desde la caída de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra, el
autor se propone describir a Roma ideal y, en cierto modo, prefigurar los
acontecimientos de la historia romana. Eneas huye de Troya con su anciano
padre, Anquises, sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue
reunir una flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia, Greta,
Epiro y Sicilia, antes de ser abordados en las costas de África. Allí, Dido,
reina de Cartago, se enamora de Eneas y se suicida tras su partida.
Tras atracar en la
desembocadura del río Tíber, en Italia, Eneas da muerte a Turno, rey de los
rútulos, en una lucha por conseguir la mano de Lavinia, princesa de Lacio.
Según este poeta el pueblo romano desciende directamente de Asca-nio, fundador
de Alba Longa, la ciudad que más tarde se llamaría Roma.
Hay que apreciar que el
estilo de la Eneida, sumado su tratamiento están completamente ins-pirados en
las antiguas epopeyas griegas, la Ilíada y la Odisea de Homero, como también en
parte del poema épico Angonaútica, de Apolonio de Rodas, así como también de
Anales del poeta Quinto Ennio.
Para ver como la
Eneida, fue una obra supremamente apreciada en su tiempo. En la época de la
edad media se descubrió en ella un sentido filosófico, por eso Virgilio fue
considerado casi como un vidente y un mago. Dante años más tarde realiza un
homenaje a este poeta en la primera parte de la Divina Comedia, en el momento
que lo convierte en guía del poeta a través del infierno y del purgatorio,
hasta llegar a las puertas del paraíso. Pero fue la admiración de Petrarca por
el estilo virgiliano.
De las Geórgicas, Libro
III: También os contaré, a ti,¡oh poderosa Pales! (diosa de los pastos), y a
ti,¡ oh pastor de Anfriso (Apolo guardian de los rebaños de Admeto, rey de
Tesalia, a orillas del Anfriso), digno de la eterna memoria!, y vosotras,¡oh
selvas y ríos del Liceo! Todas las fábulas poéticas, que algún día cautivaban
los ánimos ociosos, son ya cosas vulgares; ¿Quién no conoce el duro Euristeo
(rey de Argos,, que impuso a Hércules los doce famosos trabajos) y los ataques
del infame Busiris (rey egipcio)¿ quién no ha celebrado al mancebo Hilas?, a
Delos Latonia y a Hipodamia, y a Pélope, señalando con sus ebúrneos hombros,
gran domador de caballos, probemos una senda nueva, en la que yo también, como
otros, pueda levantarme de la tierra y andar vencedor en leguas de la fama. Si
no falta la vida, yo seré el primero que lleve con migo a las musas a mi patria
desde la cumbre Aonia, yo primero te traeré, ¿oh Mantua!, las palmas idumeas, y
levantare un templo de mármol en el verde campo.
HORACIO
Este conocido poeta,
que escribió poesía lírica y satírica, autor de famosas obras de la edad de oro
de la literatura en latín. De nombre completo Quinto Horacio Flaco nacido en
diciembre del año sesenta y cinco antes de Cristo, hijo de un libertino, en
Venusia (Venosa Apulia, Italia). Se formó académicamente en Roma y Atenas
filosofía griega y poesía en la Academia, además fue nombrado tribuno militar
por Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio Cesar. Lucho en el ejercito
republicano que cayó derrotado por Marco Antonio y Octavio (después Augusto) en
Filipos. Debido a una amnistía el general regreso a Roma y rechazo el cargo de
secretario personal de Augusto para dedicarse a escribir poesía.
En el momento que el poeta laureado Virgilio
conoció sus poemas, hacia el año 38 a.C., le presento al estadista Cayo
Mecenas, un patrocinador de los artistas y amigo de Octavio, que lo introdujo
en los círculos literarios y políticos de Roma, y en 33 a.C. Le dio una
propiedad en las colinas de Sabina donde se retiró a pensar y escribir.
Horacio uno de los más
grandes poetas, escribió obras de cuatro tipos: sátiras. Epodos, odas y epístolas.
Sus sátiras tratan sobre cuestiones éticas como el poder destructor de la
ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia por la riqueza o la
posición social. El libro I (35 a.C.) y el libro II (30.a.C.) de las Sátiras,
ambos escritos en hexámetros, fueron una imitación del sátiro Lucilio. Las diez
sátiras del libro I y las ocho del libro II están a favor de la tolerancia.
Aunque los epodos aparecieron también el treinta antes de Cristo, se
escribieron con anterioridad, ya que reclamo con vigor el fin de la guerra
civil, que termino con la victoria de Octavio sobre Antonio en Actium en el año
treinta y uno antes de Cristo, y critican mordazmente los abusos sociales. Los
diecisiete poemas cortos en distintos yámbicos de los Epodos son diestras adaptaciones
del estilo lírico griego creado por Arquíloco. La poética más trascendental de
Horacio se halla en las Odas, libros I, II, III 823 a.C., adaptadas, y algunas
imitaciones directas de los poetas griegos Anacreonte, Alceo y Safo. En ellas
coloca de manifiesto su herencia de la poesía griega y predica la paz, el
patriotismo, el amor, la amistad, el vino, los placeres del campo y la
sencillez. Estas obras eran apenas políticas y de hecho incorporan mucha
mitología griega y romana. Se nota también la influencia de Píndaro y son
famosas por su ritmo, ironía y refinamiento. Además estas obras fueron
imitadas por ciertos poetas renacentistas.
Por el año veinte antes
de Cristo. Horacio publicó el libro I de
sus epístolas, veinte cartas personales en versos hexámetros en las que muestra
sus observaciones sobre la sociedad, la literatura y la filosofía con su lógica
del punto medio, a favor de doctrinas como el epicureísmo, pero siempre
abogando por la moderación, incluso con lo referente a la virtud. Para esa
época su reputación era tal que, que a la muerte de su amigo Virgilio, le
sucedió como poeta laureado. Al pasar dos años volvió a escribir poesía lírica
en el momento que Augusto le en-cargó el Himno Carmen sauculare para los juegos
seculares de Roma; las obras conocidas como Ars Poética, las dos cartas que
aparecen en el libro II son discusiones literarias. Ars poética, su obra más
extensa, ensalza a los maestros griegos, y explica la dificultad y la seriedad
del arte de la poesía y proporciona consejos técnicos a los poetas aspirantes.
Este poeta pereció en Roma el 27 de noviembre de año 8 a.C.
De las Epístolas, III A
los pisones: si un pintor tuviera el capricho de juntar la cerviz de un caballo
a una cabeza humana y adornarla con plumas de varios colores y miembros de
diferentes animales, de modo que el busto de una hermosa mujer viniera a
terminar en la cola de disforme pez; invitados, amigos míos, a tal
espec-taculo, ¿podrían contener la risa? Pues creed, Pisones, que sería muy
semejante a esta pintura del libro en que las ideas más heterogéneas
apareciesen, como los delirios de un enfermo, sin ninguna trabazón entre el
principio y el fin. A los pintores y poetas siempre fue permitida una am-plia
libertad. Es cierto, y la concedemos con mucho gusto, y a nuestra vez la
reclamamos, pero no basta el ´punto de mezclar lo tierno con lo terrible,
hermanar las serpientes con las aves y los tigres con los corderos.
De X a Aristo Fusco: El
amador del campo saluda a Fusco, amante de Roma. En esto sólo discrepamos, ya
que los demás somos como los hermanos mellizos: lo que uno prueba el otro lo
aprueba, lo que el uno rechaza el otro lo rechaza también. Del mismo modo que
los viejos picho-nes de la fábula, tú guardas el nido, yo busco los arroyos que
se deslizan entre amenas pendientes, los peñascos afelpados por el musgo y la
espesura de los bosques. ¿Qué quieres? Vivo mejor que un rey, desde el punto
que abandono lo que vosotros ponéis por las nubes en Roma. Como esclavo furtivo
de un sacerdote, que hastían las golon-drinas y que engullo mejor un pedazo de
pan que las tortas de aceite y miel
SEXTO PROPERCIO
De este poeta existe
muy poca información, tan solo se conoce que nació en Asís. Tras estudiar leyes
se dedicó a escribir elegías, principalmente de amor sensual. Según parece, la
fuente de inspiración fue su amante Hostia, a la que él llamaba Cintia. El
primero de los cuatro libros de elegías, publicadas más o menos en el año 25
a.C., se ocupaba casi por completo del amor por ella, y de los bruscos cambios
de ánimo, desde el éxtasis hasta la desesperación, que esa pasión le inspiraba.
El libro le trajo un reconocimiento casi inmediato, así como el patrocinio y la
amistad del mecenas. Siempre expresó su admiración hacia Virgilio, y su poesía
está influenciada por el poe-ta alejandrino Calímaco, en el uso del ornamento
mitológico y la estilización.
OVIDIO
Este increíble poeta
(43 a.C.- 17 d.C.) cuyo talento narrativo, ingenio, inteligencia le han sellado
una amplia popularidad desde su tiempo hasta la actualidad. Llego a este mundo
en la pequeña población de Sulmona, bastante cerca de Roma. Educado con todo el
confort necesario para seguir una carrera política, fue un excelente retorico
pero su fuerza genial era esencialmente poética por lo tanto se dedicó con
dedicación a escribir poesía. Tras heredar la propiedad de su padre, Ovidio se
trasladó a Atenas para completar su educación. Algo después viajo por Asia y
visito Sicilia. En el momento de sus treinta años, Ovidio se había casado tres
veces y divorciado de dos. Se asegura que tuvo muchos amantes. Los detalles de
sus amoríos se relatan en Amores, unos diversos poemas que hablan de las
diversas faces por las que pasaron sus relaciones con una mujer llamada Corina
(que como se cree encarna a varias mujeres). Su vida privada fue la de un
literato libre de preocupaciones, adinerado y de cierto modo libertino. En la
ciudad, donde residió hasta la edad de cincuenta años, se relacionó con la
sociedad más distinguida de la ciudad, inclu-sive con el emperador Augusto. Sin
embargo, en el año ocho después de Cristo Ovidio fue desterrado a Tomis (Hoy
Constanza, Rumania). Según lo que contó el propio Ovidio, uno de los motivos de
su destierro fue la publicación de Ars Amatoria, un poema sobre las artes
amatorias demasiado exaltado para el gusto del emperador, que deseaba emprender
diversas premisas morales. Pero seguramente esto no fue sino un pre-texto, ya
que el poema llevaba como más de diez años en circulación. Otra razones que se
dijeron, negadas por Ovidio, pudo ser su conocimiento del escándalo en el que
estaba involucrada la hija del emperador, Julia. Pese a todo. Ovidio no perdió
su ciudadanía y nunca abandonó la espe-ranza de volver a ser repatriado, como
manifesto en varios poemas que escribió para sus amigos durante su exilio en
Tomis; pero tanto la sumatoria de sus expectativas como las de sus amigos
resultaron vanas. Ovidio pereció en To-mis, tras haberse hecho ciudadano de
honor de ese pueblo.
Las obras que
escribiera en su juventud, son diferentes a la que escribiera en su madurez y
lo mismo les sucede a las que hiciera en su exilio. Durante su primera época,
Ovidio continúo la tradición elegíaca de los poetas Sexto Propercio y Albio
Tibulo, a los cuales conoció personalmente y admiro. Los Amores son poemas de
índole erótica, concentrados en el romance con Corina, que contiene escasos
sentimientos auténticos y se caracterizan por su ingenio y su deliberada artificialidad.
También por esa misma época compuso poemas didácticos, entre los cuales se
destaca Medicamina faciei, Femineae, un fragmento sobre cosmética, y una
retractación en todo lo burlesco del Arte Amatorio, Remedios de amor. Medea,
una tragedia muy conocida en su tiempo, se ha perdido casi por completo, y
solamente se conserva muy poco del texto. La dedicación del conocimiento de la
mitología se refleja claramente en sus Heroidas o Epistuale, veintiuna cartas
de amor ficticias, dirigidas por heroínas mitológicas a sus amantes.
Durante su madurez
Ovidio adquirió más destreza en su escritura, compuso Las Metamorfosis, un
largo poema de varios volúmenes que recrea diversas historias y leyendas
mitológicas sobre el tema de la metamorfosis o trasformación. El tema empieza
con la primera gran metamorfosis, la creación del universo, termina con la
muerte y la deificación de Julio Cesar. Muchas de las narraciones cuentan las
relaciones de los mortales y los dioses, las consecuencias de la obediencia o
de la desobediencia, y su posterior recompensa o castigo en una trasformación
final. En este libro donde los temas presentes en la poesía anterior de Ovidio,
el amor y el erotismo, se fluctúan con mucha más profundidad, en un intento de
explo-rar las emociones humanas, y donde el talento descriptivo y narrativo
brilla con una fuerza increíble. Al pasar el tiempo el libro se ha convertido
en casi un manual de mitología griega. La otra gran obra trascendente de este
periodo intermedio es Los Fastos, es algo similar a un calendario poético que
describe las diversas fiestas romanas y las leyendas relacionadas con cada una
de ellas. De doce textos que configuran el proyecto original, uno por cada mes
del año, desgraciadamente tan sólo se conservan la mitad o sea los seis
primeros.
Las obras que escribió
durante su exilio están impregnadas de intimismo y melancolía. Entre las cuales
se destacan los Tristes, que son cinco libros de elegías que relatan su
lamentable existencia en Tomis y apelan a la clemencia de Augusto; las
Pónticas, cartas poéticas de modo similar a las anteriores; el poema breve
Ibis, que contiene una serie de maldiciones para destruir a un enemigo personal,
y Haliéutica, un poema que solamente existen algunos fragmentos. La nuez
consuela a Livia, se consideran no escritas por el autor. A excepción de las
Metamorfosis y Haliéutica, ambas escritas en hexámetro dactílico, toda su
poesía está compuesta en pareados elegíacos, un tipo de verso que alcanzó con
Ovidio la máxi-ma expresión formal.
Los méritos de Ovidio
que le dieron la fama, aún continuaron después de su muerte, a pesar de que
Augusto sacara sus obras de las bibliotecas. Su influencia arraigo a otros
escritores en la edad media, tanto en la vida académica como entre los poetas y
los trovadores. En el momento que en Francia se desarrolló el concepto de amor
cortés, la fuerza influyente de Ovidio se dejó ver en la Roman de la Rose, el libro que exponía ese
criterio filosófico. La fama de Ovidio fue creciendo paulatinamente y ya en el
renacimiento. Francisco Sánchez de las Brozas lo tradujo al castellano, aunque
Arcipreste de Hita ya había re cogido algunos de sus narraciones en el Libro
del Buen Amor, que Meléndez Pelayo ha visto como una glosa del arte amatorio.
CICERÓN
La edad de oro de la
poética romana se manifestó al lado de la prosa. No hay duda que el autor más
destacado fue Cicerón, además fue un político y orador cuya retorica se volvió
un modelo para la oratoria europea posterior. Sus característicos dicursos abarcaron
muchos conceptos del mundo romano y sobre todos para algunos los más
determinantes son los que realizo contra el conspirador político Catilina.
Cicerón también se destacó con escritos en prosa de un estilo mucho más
relajado, tratados sobre retórica y filosofía como los famosos textos sobre la
amistad y los tiempos pasados. Afortunadamente se conserva gran parte de su
correspondencia reveladora como extensa.
De nombre completo
Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C. Nació en Arpinum (Arpino, Italia) en sus años
de juventud se dedicó al estudio del dere-cho, oratoria, literatura y filosofía
haciéndolo en Roma. Tras una breve carrera militar y tres años de experiencia
como jurista que defendida a ciudadanos privados, viajo a Grecia y Asia, donde
siguió con sus estudios. Volvió a Roma en el setenta y siete antes de Cristo y
comenzó su carrera política, siendo nombrado como miembro del senado. Aunque su
familia para nada estaba entre las poderosas, los patricios más solventes y
poderosos le apoyaron en su candidatura al consulado en el sesenta y cuatro
antes de Cristo, por el gran desagrado que le producida su competidor el
candidato Sergio Catilina. Fue elegido Cicerón, y Catilina volvió a intentarlo
al año siguiente que se tuvo que comer las uñas. La envidia lo llevo a querer
hacer una conspiración contra el gobierno. Cicerón con audacia controló la
situación detuvo y ejecuto a varios de los partidarios de Catilina y a este lo
expulso del Senado con una ardiente proclama conocida con el apela-tivo
Catilinarias. Julio César y otros senadores sostuvieron que Cicerón había
logrado con la manifestación de la dureza, sin proporcionar las debidas
garantías legales a los conspiradores. Como resultado de este vericueto del año 58 a.C., Cicerón se vio obligado a
exiliarse. Tras un año en Macedonia fue perdonado por el general romano Pompeyo
el Grande.
Cicerón al regresarla a
Roma se dedicó exclusi-vamente a la literatura hasta el año 51 a.C., en el
momento que acepto el cargo de gobernador de la provincia romana de Sicilia
como procónsul. Regreso a Roma en el 50 a.C. y se unió a Pompeyo, que se había
convertido en el mayor enemigo de Julio César. Cuando César derroto a Pompeyo,
en el 48 a.C., Cicerón comprendió que continuar con la resistencia a César era
inútil, y acepto su amistad, mientras que César fue dictador de Roma, el
orador se vio apartado de la vida política dedicándose a escribir. Luego del
asesi-nato de César, en el 44 a.C., decidido retorno a la política. Esperando
ver la restauración de la república, apoyo al hijo adoptivo de César, más tarde
el emperador Augusto, en sus luchas contra el cónsul romano Marco Antonio. Sin embargo,
Octavio y Marco Antonio se reconciliaron, y Cicerón fue ejecutado como enemigo
del estado, el 7 de diciembre del 43 a.C.
Cicerón elaboro un
estilo prosístico que combina claridad y elocuencia, y con el transcurso del
tiempo se ha convertido en uno de los modelos a seguir. Su obra contribuyo al
enriquecimiento del vocabulario de su propio lenguaje. Sus obras filo-sóficas
revelan sus creencias en Dios y en el libre albedrío. La mayoría de sus obras
están basadas en fuentes griegas y, por lo tanto, aparte de su valor
intrínseco, posen un añadido como es haber divulgado la filosofía griega que no
haber sido por él, tal vez se hubiera perdido. A partir del 45 a.C. y la muerte
de su hija Tulia se dedicó por completo a servirse de la escritura literaria y
filosófica, destacándose sus tratados De Legibus (sobre las leyes), De Officiis
(sobre el deber), y De Natura Deorum (sobre la naturaleza de los dioses). Su
obra incluyo de sobremanera en la obra de Petrarca y en otros escritores del
renaci-miento. Sus escritos retóricos, escritos en forma de dialogo, en
especial De Oratore (sobre la retórica), tienen gran valor como modelos de una
consumada retórica y como una rica fuente de material histórico. Las mejores
evaluadas piezas de oratoria son las cuatro contra Catilia. Entre sus obras
menores, los tratados De Senectute (sobre la vejez y De Amicitia (sobre la
amistad).
Del libro Acerca del
orador, libro primero: A mí, hermano Quinto, que con gran frecuencia medito y
repaso en la memoria las cosas viejas, suelen parecerme por completo felices aquellos
que en la óptima república, habiendo florecido tanto por los honores como por
la gloria de las cosas he-chas pudieron tener el curso de la vida que pudieron
estar sea en el negocio sin peligro, sea en el ocio con dignidad; y hubo un
tiempo en el cual consideré que para mí también sería justo, y así por todos
concebido, el inicio de regresar y retornar al animo a los preclaros estudios
de nosotros dos, si con el curso de los honores así como el giro de la edad,
habían cesado el infinito trabajo de las cosas forenses y la ocupación de la
solicitación. Esperanzas de meditaciones y reflexiones mías a las cuales
traicionaron tanto graves casos de los tiempos comunes como varios de nuestro,
pues aunque el lugar parecía que habría de ser plenísimo de quietud y tranquilidad,
en el surgieron máximas moles de molestias y turbulentísimas tempestades; y en
verdad, a un deseándolo y anhelándolo, no nos fue dado el goce del ocio para
practicar y restaurar entre nosotros aquellas artes a las cuales desde niños
habíamos sido dados.
LUCANO
Su nombre completo
Marco Anneo Lucano (39-65 a.C.), poeta, que vino a la vida en Córdoba (España),
en Hispania y educado en Roma. En un principio tuvo el favor del emperador
Nerón, pero al transcurrir el tiempo lo perdió debido a una orden imperial,
desde ese día tomo más a pecho la poesía escribiéndola. Movido por el rencor,
Lucano participo en una conspiración contra Nerón. Al descubrirse la trama, el
emperador le ordeno que se suicidara. Por esas razones sus obras fueron
quemadas y la única obra que se conservo es la inacabada Bellum Civile, más
conocida como la Farsalia, un poema épico en diez volúmenes entre la guerra
civil entre Pom-peyo Julio César. Este largo poema, cuestionado en su época, es
único en la épica latina por el hecho de no conocer la intervención divina en
el curso de los acontecimientos históricos. Esta única obra se leyó con avidez
en la edad media y de ella se realizaron muchas traducciones al castellano.
SÉNECA
De nombre Lucio Anneo
Séneca (4 a.C- 65 d.C.) desde sus inicios se dedicó a la dramaturgia, filosofía
y a la política, vino al mundo en Córdoba, fue hijo del retórico Lucio (Anneo),
más conocido como Séneca el Viejo, desde que estudiara retórica y filosofía en
Roma, Séneca el joven, como por esos tiempos se le conocía, quedo completamente
convencido por las enseñanzas de los estoicos, esa doctrina desa-rrollo en lo
sucesivo. En el año 49 d.C. Séneca por ciertas necesidades se convirtió en
pretor y fue nombrado tutor de Nerón,
hijo adoptivo del emperador Claudio, en el momento de la muerte de este último,
en el 54, Nerón se convirtió en emperador. La honestidad y la moderación que
caracterizaron los cinco primeros años de su mandato fueron en gran medida el
resultado de la influencia de Séneca y de Sexto Alfranio Burro (muerto en el
año 26), jefe de la guardia pretoriana. Por el año 62, Séneca finalizo sobre
el control de Nerón. La gran fortuna que logro acumular hasta esos días
despertó los celos del emperador, que en su locura intento envenenarlo.
Retirado del trajinar de la vida pública, Séneca se dedicó con pasión a
escribir y a extender a un mas sus estudios de filosofía. En el año 65 se vio
comprometido por una conspiración a Nerón, liderada por Plebeyo Cayo Calpurnio
Pisón, que se suicidó por orden del emperador.
Su estilo bastante
artificial y epigramático repre-sentaba grandiosamente la edad de plata, sus
discursos, como también ciertas obras a nivel científico, desgraciadamente han
desaparecido, pero entre los variados y muchos escritos que se conservan se
destacan las Cuestiones Naturales (año 54), siete textos en los cuales se
analizan los fenómenos de la naturaleza desde un punto de vista estoico, que
hacen referencia a uno de los cuatro elementos; la Epístola de Lucilio (63-64),
cinto veinte cartas dirigidas a un amigo; y varios tratados estoicos de temas
como la ira (41-44), la disposición de la serenidad mental y el retiro
filosófico (55-56). Sus extensos diálogos y sus tratados son más humanos y
persuasivos que dogmáticos, y hacen sentir la gran humildad. Al dejar de
escribir por un largo periodo, al retomar el pulso de las letras se ejercitó
escribiendo nueve tragedias en verso, todas ellas adaptaciones libres de
antiguas leyendas griegas; las primeras cuatro esta basadas en las obras de
Eurípides. Este hombre de letras esta entre los mejores escritores estoicos de
Roma, su principal preocupación fue la ética, pero sus creencias eran de un
tinte más espiritual que la de los primeros filósofos estoicos (estoicismo:
fortaleza o dominio sobre la propia sensibilidad). Sus tragedias en verso
ejercie-ron una influencia muy fuerte en la posterior evolución del teatro en
Italia. Otros dramaturgos también se sintieron atraídos por el estilo retórico
y florido de Séneca, su coherencia formal, su capacidad analítica e
introspectiva, el fatalismo estoico de sus personajes y la peculiar fuerza en que
abordaba cada tema, como: el horror, la venganza y el asesinato.
PETRONIO
Escritor (muerto 66
d.C.) se cree que su nombre completo era Cayo o Tito, Petronio Niger. El buen
historiador romano Tacito se refería a él como Arbiter Elegantiae (árbitro de
la elegancia) su consumado sentido de la elegancia y el lujo convirtieron a
Petronio en el organizador de la mayoría de espectáculos que se celebraban
alre-dedor de la corte de Nerón, como eran las cosas por aquellos tiempos despertó
los celos del político Ofonio Tigelino, otro de los favoritos del emperador,
que lanzo contra él falsas calumnias. Nerón por esa causa le ordeno, entonces,
permanecer en Cumas, y el escritor decidió quitarse la vida. Se dijo por ahí
gracias a las negativas lenguas, que antes del suicidio le envió al emperador
un escrito en el que enumeraba todos los vicios del tirano. Esto debió causar
un esturbión en la corte.
Petronio fue un
escritor de amplia visión segu-ramente por eso fue autor de una notable obra de
ficción, un romance satírico en prosa y verso titulado El Satiricón (60), del
cual se conservan varios fragmentos. El Satiricón es la primera obra picaresca
que alguien se atrevió a escribir, y se le puede considerar el modelo de otras
obras posteriores
Esta gran novela ofrece
una descripción única, y a menudo enormemente obscena, de la vida en el siglo I
después de Cristo. A pesar de que su narrador se expresa en el mejor latín de
la época, la obra es especialmente valiosa por los coloquia-lismos en los
parlamentos de los diferentes perso-najes. El episodio más trascendental para
muchos es el banquete de Trimalción, una descripción de un realismo increíble
de un banquete ofrecido por un nuevo rico y ostentoso liberto. El Satiricón
sirvió de inspiración para el film homónimo en 1969 del director
cinematográfico Federico Fellini.
Del Satiricón, capítulo
65: A este rasgo de gene-rosidad siguieron unas golosinas cuyo solo recuerdo, créeme,
que de asco. Cada uno concilio pollas cebadas en vez de tortolos. Hubo también
huevos de gansos que llevaban puesto un píleo. Trimalción nos rogaba con mucha
insistencia que nos sirviéramos diciendo que se trataban de pollas deshuesadas.
En aquel momento un lictor golpeo las puertas del triclinio y entró un nuevo
comensal, vestido completamente de blanco y con un gran sequito.
Atemorizado por su
majestuosa apariencia, creí que había venido el pretor en persona. Con
intención de levantarme, puse los pies descalzos en el suelo. Agamenón se rio
de mi turbación
Cálmate
estúpido- me dijo-; es Habinas, séviro y marmolista por añadidura, pues pasa
por ser el mejor escultor de lapidas sepulcrales.
Tranquilizado con esas palabras, me recosté otra vez
sobre el codo para contemplar con gran admiración la entrada de Habinas, que
venía todo borracho, apoyándose con ambas manos en los hombros de su mujer.
Llevaba puestas varias co-ronas, y el ungüento le chorreaba por la frente hasta
los ojos. Se instaló en el lugar del pretor y enseguida pidió vino y agua
caliente. Trimalción, encargado de un buen humor pidió para si una jarra más
grande todavía le preguntó cómo había sido atendido.-
-Tuvimos de todo- respondió su amigo-. Solo tú nos
faltaste pues la niña de mis ojos estaba aquí. Pero, por Hércules, estuvo muy
bien. Fue Escisa quien ofreció un opulento banquete de novena en honor de un
pobre esclavo suyo, manumitido en la agonía. Y por lo que creo, tendría que
pagar un buen suplemento a los recaudadores del vigésimo ya que el muerto es
estimado en cincuenta mil sestercios. Pero nos regodeamos, pese a que fuimos
obligados a derramar la mitad de las bebidas sobre sus huesitos.
JUVENAL
El nombre de este
sátiro es Décimo Junio (67-127), nació en la población de Aquino, en el sur de
Italia. Lo poco que se sabe de él es que desarrollo una corta carrera militar,
cayó en desgracia ante el emperador Domiciano, y fue condenado al exilio, probablemente
en Egipto. En el momento de su vuelta a Roma, vivió en la pobreza absoluta pero
al final de su existencia sus circunstancias fueron en aumento, tal vez a la
protección del emperador Adriano.
Su periodo de actividad
literaria acontece desde el año 98 hasta el año 128, y en ese periodo de tiempo
escribió dieciséis sátiras que lo hicieron ganarse cierta fama. Notables por su
buen estilo y epigramático, sus elocuentes sátiras atacan con carácter las
extravagancias y los vicios de Roma imperial, y muestran una tenas descripción
de la vida ciudadana. Juvenal decía estar influenciado por Lucilio y Horacio,
pero su obra carece del humor que aparecen en las Odas de Horacio, y está
escrita con una entonación más bien amaga y pesimista. Muchas de sus sátiras muestran
clara-mente su indignación ética ante diversas cuestiones sociales, como la
hipocresía, los abusos de los poderosos, la glotonería y la avaricia o la
corrupción de la administración de Domiciano. También por algunas de sus
sátiras se nota a leguas que tuvo una decepción amorosa, pues el tema de una de
sus sátiras es claramente que la condena del sexo femenino en su conjunto.
PERSIO
De nombre completo
Aules Persio Flaco (34-62), de excelente poesía, nacido en Eutria. Se
caracterizó por ser un poeta irregular como quisquilloso, y al final de su vida
solamente dejo nueve breves escritos, aunque de muy buena calidad las sátiras,
inspiradas en la obra de Lucilio. Sus emblemáticas sátiras se han denominado
sermones sobre textos estoicos, por su abierta censura de la inmoralidad de su
época y su comparación de la vida en Roma con el ideal de virtud estoica.
Tratan sobre la importancia de la honestidad, la naturaleza de la verdadera
religión, el uso conveniente de manejar con sentido la riqueza y la libertad.
Entre sus poemas se pueden destacar el delicado a la degradación del gusto
literario. Aunque imita y cita las sátiras de Horacio y se nota por lo que
escribió que le falto chispa en sentido
del humor.
MARCIAL
Este gran poeta
hispanorromano, cuyo nombre era Marco Valerio Marcial, quien fuera uno de los mejores
poetas satíricos. Sus poemas están revestidos de un relato supremamente vivo y
en ocasiones nada demostrativos. Llego a la existencia en Bílbibis (Hispania) y
por el año 64 se fue a Roma con la inquietud de buscar fortuna. En esa ciudad
llevo una vida de poeta itinerante y pobre, en su constante vagabundeo conoció
a eminentes literatos como también a hombres de leyes, como Plinio el Joven,
Juvenal y Quin-tiliano. Al transcurrir el tiempo se supo ganar el favor de los
emperadores Tito y Domiciano, y fue nombrado miembro del orden ecuestre (una
categoría de ciudadano con fortuna, al margen de la orden senatorial).
Al escribir Su Liber spectaculorum,
su primera obra que es de las pocas que se conservan de él, celebra la
inauguración del Coliseo, precedido por Tito en el año 80. Sus Epigramas
posteriores (86-102) abarcan doce volúmenes que incluyen como mil quinientos
poemas breves en por qué se establece su fama. Los epigramas, de métrica y
estrofas de vario sentidos, la mayoría atacan las debilidades universales,
aunque algunas están dirigidas a un individuo, real o imaginario, como también
poseído de una visión única de la naturaleza humana y un genioso y mordaz giro
de la frase, algunos lamentan la mezquindad de los patrones, mientras otros
piden préstamos o favores; los dirigidos por el emperador Domiciano parecen
artificiales e intencionalmente halaga-dores. Muchos manifiestan la brillante
vida romana, y de ellos se denota la admiración de Marcial por el heroísmo del
pueblo romano en los días de la República, la admiración por sus amigos y su
entrega hacia el campo. La fuerza motriz de su obra realizo las bases del
epigrama moderno. Tras una existencia de treinta años en la ciudad, Marcial
regreso a Hispania en el año noventa ocho y pereció en su pueblo natal.
De los Epigramas:
Siempre haces el amor, Lesbia, con las puertas sin guardar y abiertas y no
ocultas tus deslices, y te agrada más un espectador que un amante y no te
resulta grato ningún placer si se mantiene secreto. La ramera, en cambio, aleja
con la ayuda de una cortina y un cerrojo a los testigos y en los burdeles del
Submemmio se abren escasas rendijas. Aprende al menos pudor de Quione o de
Jade: a las prosti-tutas impúdicas las ocultan incluso las tumbas. ¿Acaso mi
crítica te parece demasiado dura? Prohíbo que te sorprenda, Lesbia, no se te
joda.
Epigrama 44: Si te
parece excesivo, Estela, que dos epigramas míos, uno más largo y otro más
breve, describan las caprichosas carreras de liebres y los juegos de los leones
y que haya hecho esto dos veces, tú también has que me sirva liebre dos veces
Epigrama 47: Hace poco
Diaulo era médico, ahora es sepulturero: lo que hace el sepulturero, lo hace
también el médico.
Epigrama 89: Te perdono
que goces prolongando la noche con demasiadas copas de vino: tienes, Gauro, el
viejo de Catón. Por escribir versos que no tienen nada que ver con las Musas y
con Apolo, debes ser alabado: tiene el defecto de Cicerón. Porque vomitas, el
de Antonio, porque te entregas a los placeres de la mesa, el de Apicio. Porque
las chupas, dime, ¿de quién tienes el vicio.
Del libro III: Cuando
alabo tu rostro, cuando admiro tus piernas y tus manos. Gala, sueles decir:
Desnudate agradaré más y evitas siempre compartir los baños conmigo. ¡Acaso
temes, Gala, que yo no te agrade?
PLINIO EL VIEJO
Escritor,
enciclopedista, como también la máxi-ma autoridad sobre cuestiones científicas.
Cayo Plinio Segundo, nació en el año veintitrés en Novum Comum (Como, Italia),
pero siendo un niño se trasladó con su familia a Roma, como a los veintitrés
años se inscribió en el ejército donde participó en una terrible campaña contra
Germania. A su regreso a Roma, por el año 52, estudio leyes pero al no obtener
éxito como jurista se dedicó al renglón académico y al ejercicio de escribir.
Ente los años 70 y 72 fue a Hispania trabajando como procurador, o recaudador
de impuestos imperiales. En el año 79, en el momento de la bestial erupción del
Vesubio que destruyó completamente a Pompeya y Herculano, Plinio se hallaba en
Miseno, cerca de Napoles, al mando de la flota romana de Occidente. Ansioso
por estudiar el fenómeno volcánico, atravesó el golfo de Nápoles con destino de
Syabias (Stabia), donde por las consecuencias de los vapores del volcán
sucumbió y murió.
Su talento determino
para que escribiera obras de tipo histórico y científico, entre las cuales se
destacan De ilaculatione equestri, un tratado sobre el uso del venablo por
parte de los jinetes; Studiosus, tres volúmenes sobre la formación de un joven
orador, escrito al parecer a su sobrino; Dubius Sermo, un tratado sobre las
declinaciones y conjugaciones latinas en varios volúmenes sobre las contiendas germánicas;
treinta y un libros sobre la historia romana que muestra los sucesos desde el
41 hasta el año 71.
Su enciclopedia,
Historia Natural, es nada menos de treinta y siete volúmenes, y viene siendo la
única obra de su autoría que se conserva en la actualidad. Pose un amplio
contenido sobre hechos trascendentales, extraídos de doscientos volúmenes
escritos por cerca de cien autores. Los diez primeros volúmenes se publicaron
en el año setenta y siete, y los demás fueron publicados tras la muerte del autor,
probablemente por su sobrino Plinio el Joven, la enciclopedia está basada en
muchas asignaturas, desde las artes, las humani-dades y las ciencias, así como también curiosidades y anécdotas de
la vida cotidiana de Roma.
LUCIO APULEYO
Destacado escritor y
filósofo (125-180), de naci-miento en Madura (Numidia, Argelia). Su padre fue
un acaudalado magistrado. Estudio en Cartago en una muy conocida academia de
literatura y fue iniciado en los misterios de Eleusis. Tuvo la forma de
realizar muchos viajes por el Mediterráneo, Asia y África. A su llegada a Roma
hacia el año ciento cincuenta tuvo prác-ticas de jurisprudencia. Por el año 155
se casó con una viuda potentada y de edad madura, cuyos parientes lo acusaron
de haber utilizado las artes mágicas para ganarse su afecto. Su defensa,
publicada años más tarde como la Apología, y que hoy existe, en ese entonces
fue una elocuente y lograda defensa de su conducta. A partir de ese
acontecimiento se dedicó de lleno a la literatura y la oratoria. Su
reconocimiento cruzo fronteras que en Cartago y otras ciudades le erigieron
estatuas.
Su prestigiosa novela
Las Metamorfosis, muy conocida en la edad media con el título El asno de oro,
viene siendo una fantasía latina en once libros. Su relato más famoso es el de
la historia de Cupido y Psiquis. Al personaje principal, Luciano, un mago lo
convierte por accidente en un asno, que solamente después de haber pasado
ciertos riesgos recupera la forma humana, al probar de las manos de una sacerdotisa
unas rosas, según ella proviene de
Egipto de la diosa Isis. Por esa y otras descripciones, se considera que Las
Metamorfosis viene siendo una sátira de los vicios de su época y una posible
alegoría de la vida humana, y marco en demasía sobre las obras de escritores
posteriores., como Henry Fieldibg, Tobias Smollett, Giovanni Boccacio. Apuleyo
por lo que he leído de su obra poseyó una observación aguda y detallista, ya
que sus relatos hacen unas buenas
descripciones sobre su tiempo.
EL PRIMER ESCRITOR CRISTIANO
Tertuliano (160-220)
fue el primer escritor cristiano que escribió en latín, se destacó por su
enérgica forma de escribir, de suave sarcasmo y expresión aguda y concisa, como
también fue uno de los primeros precursores de la iglesia.
Quinto Séptimo Florente
Tertuliano vino a la vida en la ciudad de Cartago, hijo de un centurión romano.
Luego que estudio leyes, ejerció en Roma y entre 190 y195, se convirtió como
cristiano. Visito Grecia y de pronto Asia Menor, en el 197 regreso a Cartago
para casarse y hacerse presbítero de la iglesia. Por el 207 llegó a ser el más
destacado líder del montanismo, movimiento cristiano que fomento las profecías
y practico una rigurosa forma de ascetismo. Sus miembros, en conflicto cada vez
más abierto con las autoridades de la iglesia, fueron a la postre declarados
herejes.
Celoso paladín del
cristianismo, Tertuliano se atrevió a escribir innumerables tratados a nivel teológico,
treinta y uno de los cuales se conser-van en la actualidad. En ellos defiende
al cristianismo, refuta las herejías y analiza ciertos aspectos prácticos
morales o de disciplina eclesiástica. Desde sus primeras obras sus opiniones
sobre ética y disciplina, rigurosamente ascética, fueron poco a poco
endureciéndose y, tras adoptar las doctrinas montanistas, crítico con energía a
los cristianos ortodoxos.
Gracias a que abrazo la
herejía no fue uno de los más importantes padres de la iglesia, pero a pesar de
eso su obra influyo con cierta intensidad, sobre todo a San Cipriano, como también
a todos los teólogos cristianos. La iglesia católica acepto varias de sus obras
como ortodoxas, incluyéndolas en la literatura patrística.
Tertuliano conoció con
integridad la literatura griega y latina, tanto su carácter pagano como
cristiano, y es el primer escritor en latín que for-mulo conceptos teológicos
como la naturaleza de la trinidad. Sin tener modelo en que basarse, desarrollo
una terminología derivada de muchas fuentes, sobre todas de las griegas y del
vocabulario de los juristas romanos. La impronta legalista de este lenguaje
teológico, por primera vez afirmado en occidente, nunca ha perecido.
Su obra más conocida,
Apologético (197), es una defensa apasionada de los cristianos contra las
acusaciones paganas de ética y subversión política. De sus tratados
doctrinales destinados a refutar la herejía, el más importante de los derechos
de los herejes, donde argumenta que solo la iglesia tiene autoridad para
declarar lo que es y lo que no es cristiano ortodoxo. En otros textos que escribiera
se manifiesta en contra de las segundas nupcias, exhorta a los cristianos a no
asistir a los espectáculos públicos y aboga por la sencillez del vestido y los
ayunos estrictos. Como todos los montanistas, sostuvo que los cristianos
deberían aceptar la persecución sin huir de ella. Los historiadores cristianan
valoraban algunos de sus escritos, en especial Del bautismo y sobre la oración,
por la luz que abren acerca de las practicas cristianas de la época.
SAN AGUSTÍN
(354-430) Este notable teólogo de orden
cristi-ano, eminentemente el padre de la iglesia y uno de los más fervientes
filósofos en ese sentido
Llego al mundo el trece
de nov. De 354 en Tagaste, Numidia (Souk-Ahras, Argelia), fue un pagano que con
el transcurrir del tiempo se volvió un modelo de cristiano, y motivado por su
madre que era una consumada devota cristiana, siendo posteriormente canonizada
por la iglesia católica. Agustín fue educado como retórico en las ciudades
norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago. Entre sus quince y treinta años vivió
con una bella mujer cartaginesa, cuyo nombre no está registrado en la historia,
con la que en el año 372 tuvo un hijo, Adeodatus, que en latín significa
regalo de dios.
Inspirado por el tratado
filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Marco Julio Cicerón, se
convirtió en un sentido cristiano buscador de la verdad, interceptando varias
corrientes filosóficas antes de ingresar a la órbita de la iglesia. Durante
nueve años, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista de Persia muy
extendida por ese tiempo por el imperio romano. Con su principio funda-mental
de conflicto entre el bien y el mal, el maniqueísmo le pareció una doctrina que
podría corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más adecuadas
sobre las que construir un sistema filosófico y ético. Además en un principio
su código moral no era muy estricto; Agustín recordaría posteriormente en sus
Confesiones: concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo.
Desilusionado por la imposibilidad de ciertos principios maniqueístas
contradictorios, abandono esta doctrina y dirigiendo su atención hacia el
escepticismo.
Hacia el año 383 se
trasladó de Cartago a Roma, pero al transcurrir un año fue enviado a Milán como
maestro de retórica, allí se movió bajo el círculo del neoplatonismo y se
encontró al obispo de la ciudad, San Ambrosio, uno de los curas más reconocidos
en ese momento. Este lo llevo por el sendero y la decadencia del cristianismo.
Un día de esos, según su propio relato, creyó escuchar una voz, como la de un
niño, que repetía: “toma y lee”. Su imprudencia hizo que tomara eso como una
exhortación divina a conocer algo tan irreal como las sagradas escrituras y
leyó el primer pasaje que apareció al azar… nada de comilonas y borracheras,
nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades y envidias. Pensando en
algo tan incierto como ese señor Jesucristo, y con una palabra mal acertada
como: y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. Desde
ese momento decidió integrarse al cristianismo. Fue bautizado con su hijo
natural por Ambrosio la víspera de la pascua del año 387. Su padre que se había
reunido con él en Italia y que moriría un poco después en Ostia, se alegró de
esta respuesta a sus oraciones y esperanzas.
Al volver al norte de
África y, tras ser ordenado como cura en el 391, fue nombrado obispo d Hipona
(Annaba, Argelia) trabajo eclesiástico que desempeñaría hasta el día de su
muerte. Tuvo que vérsela con un periodo de gran agitación política y teológica,
ya que en el trascurso de los pueblos germanos llegaron a amenazar al imperio,
inclusive saquearon Roma en el 410, el valor de la herejía amenazaba también a
la unidad de la iglesia. San Agustín emprendió con entusiasmo la batalla
teológica. Además de combatir la herejía maniqueista, participó en dos grandes
conflictos religiosos. Uno de ellos con el donatismo, secta que mantenía la
invalidez de los sacramentos si no eran administrados por hombres de la iglesia
sin pecado. El otro lo mantuvo por los seguidores de la predestinación. La
iglesia como tal ha encontrado especial satisfacción en los aspectos
institucionales eclesiásticos de la
doctrina de San Agustín; la teología católica, lo mismo que la protestante,
está basada en su mayor parte, en las teorías San agustinianas. Juan Calbino y
Martín Lutero, líderes de la reforma, fueron estudiosos del pensamiento
filosófico de San Agustín.
La doctrina agustiniana
se sitúa entre los extre-mos del pelagianismo y el maniqueísmo. Contra la
doctrina de Pelagio mantenía que la desovediencia del hombre se había
producido de pecado de la naturaleza humana era capaz de cambiar. En su
teología, los hombres y las mujeres son salvados por la gracia divina; frente
al manique-ísmo, defendió con suprema energía el papel del libre albedrío en
unión con la gracia. San Agustín murió en Hipona el 28 de ag. Del 430. Por esa
razón su festividad se celebra durante esa fecha.
La importancia de San
Agustín en la iglesia es comparable a la de San Pablo entre los apóstoles. Como
escritor lo fue ya que lo hizo con pasión, con brillo de un eminente estilista.
Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones (397-401). Donde narra sus
primeros años y su conver-sación. En su apología cristiana La ciudad de Dios
(413-426), estableció una filosofía teológica de lo que pretendió que era la
historia. De los veintidós libros que componen esta obra, diez están a
polemizar sobre el panteísmo. Los otros doce se ocupan del origen, destino y
progreso de la macabra iglesia, a la que considero oportunamente como la
sucesora del paganismo, que atrevido. Entre el 426 y el 427 escribió las
Retracciones, donde expuso su veredicto final sobre sus primeros libros,
corrigiendo todo lo que su juicio supuestamente más maduro considero engañoso o
equivocado. Sus restantes escritos incluyen las Epístolas, de las que
doscientos setenta se encuentran la edición benedictina, fechadas entre los
años 386 y 429; sus tratados, en los cuales son más nombrados De libero
arbitrio (388-395) y De natura et gratia (413); y homilías sobre diversos
libros de la Biblia.
BOECIO
Estimable filósofo y
hombre que defendió el estado romano. Este hombre de ingenio supo ganarse la
confianza de Teodorico I el Grande, rey de los ostrogodos, y por esos tiempos
también señor en Roma, quien en el 510 le nombro como cónsul. Al transcurrir el
tiempo fue acusado por sus enemigos de preparar una traición y, aunque
inocente, fue encarcelado en Pavía y ejecutado. En el momento de su
encerramiento escribió De Consolatione Philosophiae (Sobre la consolación de la
filosofía) obra filosófica que, escrita por alguien que afortunadamente no era
cristiano, contiene elementos como la ética de estilo cristiano, que fue
apreciada durante la época medie-val. Se realizaron varias traducciones de la
obra y muy célebres son las del rey Alfredo el Grande y la del poeta Geoffrey
Chaucer. Boecio, escribió también un tratado de lógica sobre todo influido por
la terminología lógica de los medievales, y hizo varias traducciones y
comentarios de la obra de Aristóteles, que para los escolares de ese tiempo se iniciaran
en el conocimiento del filósofo griego; existen en la actualidad varios
tratados de él sobre música, aritmética y teología.
DANTE ALIGHIERI
(1265-1321) Se destacó
por ser un extraordinario poeta, prosista, teórico de la literatura y pensador
de su Italia natal. Está considerado como el que trascendió la literatura de su
tiempo. Tuvo la suerte de nacer en la ciudad del arte Florencia, en los últimos
días de mayo en los primeros días de junio del año 1265, en el ambiente de una
familia que pertenecía a la pequeña nobleza. Su madre pereció en el momento que
era un niño y su padre en el momento que cumplió los dieciocho años. El
acontecimiento más memorable de la juventud de Dante, según sus propias
palabras, fue conocer, en el año 1274, a Beatriz, a la mujer a quien amo y al que exaltó como símbolo
supremo de la gracia divina, primero en la Vida nueva y, más tarde, en su obra
maestra, la Divina Comedia. Ciertos especialistas han identificado a Bice di
Folco como la noble florentina Portinari, que murió en 1290, con apenas veinte
años. Dante solo la vio en tres ocasiones y además nunca hablo con ella, pero
eso fue suficiente para que se convirtiera en la musa inspiradora de casi toda
su obra.
Casi nada se sabe de la
educación de Dante, aunque sus escritos reflejan una gran erudición que era
casi todo el conocimiento de su tiempo.
En sus inicios fue influido por las obras del filósofo y retorico Brunetto Latini,
que aparece, por otro lado, como personaje destacado de la Divina Comedia. Por
el año de1 285 se encontraba en Bolonia, por esa menesterosa se cree que
estudio en la universidad de dicha ciudad. Durante las luchas políticas que
tuvieron lugar en Italia por aquella época, se unió al bando de los güelfos,
opuestos de los gibelinos. En 1228 for-mo como integrante del ejército que combatió en la dura batalla de Campaldino, en
la que los güelfos vencieron a los gibelinos de Pizza y Arezzo. Por ese mí
mismo tiempo se casó con Gemma di Manetto Donati, perteneciente a una
emblemática familia güelfa florentina.
Primeramente escribió
la Vida nueva, escrita después de la muerte de Beatriz, son poemas que
responden a la estructura del soneto y de la canción o canzone, entre los que
se intercambian textos en prosa. En ellas se narran acontecimi-entos
relacionados con el amor del poeta hacia Beatriz, como el sueño en que el poeta
la ve mu-erta, la muerte real de la bella joven y la desición del enamorado
que, desesperado, decide escribir una obra literaria dedicada a ella, como
último hecho de su amor.
Esta obra muestra
claramente la influencia de la poesía amorosa trovadoresca de la Provenza
francesa, y pone el momento culminante de Dolce Stil Nuovo, nombre que recibe
de la poesía escrita en la lengua vernácula en la Florencia de esa época. Esta
obra de cierta forma logra superar la tradición provenzal, ya que describe los
sentí-mientos del poeta de una forma sublime e idea-lista, pero también insinúa
una elevada espíritualidad muy próxima al misticismo. Constituye una de las
grandes obras de la literatura europea de ese tiempo. El texto se cree que fue
escrito entre 1292 y 1993 o incluso 1924.
Al sucederse como cinco
años, Dante participo activamente en la vida política de su ciudad. Ciertos
documentos fechados en 1295 lo identifican en el gremio de médicos y
boticarios, debido a los que participaban en el gobierno de la ciudad a no ser
que fueran miembros de una corporación. En 1300 participo hacia San Gimignano
al frente de una misión diplomática. Ese mismo año se supone que fe elegido
como uno de los seis magistrados de Florencia, cargo en que solo pudo aguantar
dos meses. Durante sus operaciones se profundizo la rivalidad existente entre
las facciones del partido güelfo, los llamados negros, que veían en el papa un
interesado aliado contra el poder imperial, y los blancos, que pretendían
mantenerse independi-entes, tanto del papa como del emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico. Con el único fin de mantener en paz la vida política
florentina, se decidió desterrar a los jefes de las dos facciones enfrentadas.
Sin embargo, apoyados por el papa Bonifacio VIII, los cabecillas de los güelfos
negros regresaron a Florencia en 1301 y se apoderaron del gobierno de la
ciudad. Dante que se había opuesto al papa Bonifacio fue expulsado por un
periodo de dos años como tam-bién le obligaron a pagar una elevada multa. Al no
hacerla efectiva lo amenazaron con ejecutarlo si regresaba a la ciudad. Este
exilio lo cumplió en Verona y en otras ciudades del norte de Italia. Vivió en
París durante como cuatro años, por ciertas cosas de la vida sus ideas
políticas sufren cambios de importancia y abrazo la causa de los gibelinos, que
aspiraban a la unificación de Europa bajo la dominación de un emperador culto y
competente.
Durante su primera
parte de su exilio, Dante escribió dos importantes obras en latín. La primera
de ellas, de Vulgari eloquetia (1304-1305), viene siendo un tratado de las
ventajas que supondría el italiano como lengua literaria. En él defiende la
utilización de la lengua vernácula, escribe buenos argumentos para que sea una
lengua escrita y concluye sobre una disensión acomodada a la crítica de algunas
obras en lengua vernácula. La segunda obra se trata de una inconclusa obra
titulada Convivio (1304- 1307). Fue concebida como una recopilación o
enciclo-pedia, en quince volúmenes, del conocimiento de esos años. El primero
de los tomos sería un volúmen introductorio, mientras que los otros restantes
incluirían otros tantos comentarios en forma de poema. Solo logro terminar los
primeros cuatro textos.
La bisectriz política
danteana se vio espoleada con la llegada a Italia de enrique VII, rey de
Alemania y cabeza del Sacro Imperio Germánico. Las intenciones de dicho
emperador eran unificar Italia bajo su soberanía. En medio de una febril
actividad. Dante escribió a varios príncipes y líderes políticos italianos,
urgiéndoles a darle la bienvenida al emperador y ayudarlo en sus deseos de
unificar la península itálica, pues era la forma más sabia de culminar la lucha
entre las ciudades y en el interior de estas. La muerte repentina de Enrique
VII en Siena, en el año 1313 acabo con las esperanzas políticas del poeta. El
tratado Monarchia (1310), escrito en latín seguramente mientras la permanecía
del emperador en Italia, se trata de una exposición detallada de sus ideas,
entre las cuales se encuentra la necesidad de la existencia de un sacro imperio
y la separa-ción de la iglesia y del estado.
En ese año de 1316 la
ciudad de Florencia ofreció a Dante la posibilidad de regresar, pero las
condiciones que puso para ello eran las mismas que solían poner a los
criminales perdonados por las autoridades de la ciudad. El poeta por cuestión
de amor propio rechazo de plano el ofrecimiento, diciendo que en esas condiciones
le era imposible su regreso al menos que le fueran restituidas por completo.
Siguió viviendo exiliado y paso sus últimos años en Ravena, donde agonizo luego
de grandes dolores corporales y de orden moral. Fue enterrado en esa ciudad,
pero sus restos han sido reclamados por los florentinos, que le tenían
reservada una sepultura en la iglesia de Santa Croce.
Para hablar de las
obras menores de Dante, hay que decir que
su producción estilística de la más cuantiosa valía es Quastio de aqua
et terra y dos eglocas también escritas en latín. La primera es un tratado
cosmológico sobre una cuestión frecu-ente entre los pensadores de ese periodo:
si la superficie de las aguas si es mayor que de la tierra. Las églogas estaban
desarrolladas en el modelo inspirado del poeta clásico Virgilio, a guíen dante
consideraba su más importante y duradero ejemplo.
Se dice que debió
comenzar a escribir su obra máxima, la Divina Comedia, por el año 1307 y la
termino probablemente poco antes de su muerte. Se trata de una narración
alegórica en verso, de gran precisión y fuerza dramática, en la que se describe
el imaginario viaje del poeta a través del infierno, el purgatorio y el
paraíso. Esta dividida en tres grandes secciones, que reciben su nombre de las
etapas del recorrido. En cada uno de estos tres mundos Dante se va encontrando
con perso-najes mitológicos, históricos o contemporáneos suyos, cada uno de los
cuales simboliza el defecto o virtud, ya sea en el terreno de la política como
el de la religión. Así, los castigos o las re- compensas que recibe por sus
comportamientos ilustran un esquema universales de los valores morales. Durante
su estadía en el infierno y el purgatorio, el quía del poeta es Virgilio,
alabado por Dante como el representante máximo de la razón; Beatriz, a quien
Dante considero como la manifestación de la voluntad divina, lo guía a través
del paraíso. Cada una de la secciones incluye treinta y tres cantos, excepto la
primera, que incluye uno más y sirve como introducción. Este extenso poema está
escrito en tersa rima. La intención del poeta al componer era demostrar la
finalidad de Dios y el viaje imaginario de Dante debió ser interpretado como
una alegoría de la purificación del alma y de la consecución de la paz bajo la
quía de la razón y del amor en sentido cristiano.
PETRARCA
Hablar sobre Francesco
Petrarca (1304-1374) hay que discernir que fue un gran poeta y humanista,
considerado el primero y uno de los más grandes líricos modernos. Su estilo
perfecto del soneto influyó en muchos posteriores poetas. Vino al mundo en el
año 1304, en un mes de marzo y en la pequeña población de Arezzo. En el momento
que tenía ocho años, su familia se trasladó de Toscana a Aviñón (Francia). En
1326, tras el deceso de su padre, Petrarca, que había estudiado leyes en la
Universidad de Bolonia, volvió a Aviñón, donde tomo los votos eclesiásticos
menores, por el año 1330. El viernes santo de 1327, vio por primera vez a Laura
(posiblemente la dama laure de Noves) la mujer idealizada por el poeta, tal
nombre lo idealizo en sus poemas líricos y que le inspiro una pasión que se ha
convertido en proverbial por su constancia y pureza.
Durante su ferviente
existencia, transcurrida principalmente al servicio de esa iglesia tontera y
como también de la familia Visconti, durante un largo viaje visito gran parte
de Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos. En Florencia, en 1930, conoció
al escritor Giovanni Bocaccio, con guíen ya había mantenido correspondencia
desde un tiempo anterior. Al sucederse el tiempo ambos crearon un movimiento de
descubrimiento de la cultura de la antigüedad clásica, de rechazo de la
escolástica medieval y como defensa del nexo entre las creaciones paganas y
cristianas. Entre 1353 y 1361, Petrarca permaneció en Milán y, hasta 1374,
entre Padua, Venecia y Arque (Véneto). Seguramente por sus frecuentes
andan-zas, se vio reflejado en él como el deseo de ver a Italia unida,
administrando la herencia del impe-rio romano. Rodeado de un gran respeto durante
su existencia, fue nombrado poeta laureado por el senado de Roma, en 1341.
Pereció en Arque el 18 o el 19 de julio de 1374. Su alta creencia en la
continuidad y la relación entre la cultura clásica le llevaron a impulsar el
humanismo europeo.
Petrarca como un buen
conocedor escribió en latín y en italiano. Entre sus obras en latín se destacan
África, un poema clásico sobre el conquistador romano Escipión el africano, y
De viris ilustribus (1338), una serie de biografías de personajes ilustres.
También en latín escribió églogas y epístolas en verso, el diálogo Secretum
(1343), y el tratado De vita solitaria, dedicada a la naturaleza, al estudio de
la meditación. Su amplia recopilación de cartas ha resultado muy útil para la
verificación de los acontecimientos históricos y biográficos que contienen.
Algo Composición del
cancionero: Claras y dulces aguas/ donde los bellos miembros/ puso aquella a
guíen solo cree señora;/ gentil rama en que quiso/ (con suspiros me acuerdo)/
hallar para su bello flanco apoyo;/ hierva y flor que el vestido/ gracioso
recubriera/ con su angélico seno.
La más conocidas de sus
obras es una colección de poemas en italiano titulada Rime in vita e morta di
Madonna Laura, que fue ampliada en el trascurso de su existencia y que se
conoce como Cancionero. Es una recopilación de sonetos y odas, inspiradas la
mayoría en su amor no correspondido por Laura, y refleja máximamente el
carácter del poeta y de su pasión amorosa en un italiano vernáculo
extremadamente melodioso y refinado. También en la misma mujer de sus idilios
se inspiró para componer otro conjunto de poemas, Triunfos (1352-1374). Que
hacen una memoranza detallada del espíritu humano desde el amor terrenal a su
realización de un ser supremo. Muchos de ellos fueron trasformados en
madrigales por el compositor italiano Claudio Monteverdi.
ERASMO DE ROTTERDAM
(1466-1536) Notable
escritor, crítico, que a pesar de ser holandés domino el latín asumiéndolo como
su propia lengua
Vino al mundo como se
cree en 1466, en Rotterdam, hijo de un cura, Roger Gerard. Asisto a severos
monasterios en Deventer y’ Hertogenbosh, luego de la muerte de su padre, se
hizo agustino en Steyn. 1492 se ordenó cura y trabajo para el obispo de
Cambray, estudiante concentradamente las filosofías escolástica y griega en la
universidad de París. Desilusionado por la vida cural, busco un laburo secular,
y con el paso del tiempo recibió el honor papal para vivir como erudito laico.
Desde 1499 se dedicó a
viajar por Italia, y Ale-mania trabajando como conferencista, sin aban-donar la
escritura e investigando manuscritos antiguos. Mantuvo una constante
correspondencia, se conservan de él más de mil quinientas cartas que les
escribiera a varios personajes de la época. Al haber realizado varios viajes a
Ingla-terra realizo amistades con eruditos de la nueva enseñanza humanista como
John Colet, Thomas Linacre, Thomas Moro y otros tantos. En la época que estuvo
en Italia se doctoro en la Universidad de Turín y se hizo amigo del editor
veneciano Aldo Manuzio. En la ciudad suiza de Basilea aprovechándose de las
circunstancias se hizo amigo y redactor del editor Johann Froben y en esa
ciudad repentinamente murió el doce de julio de 1536.
Hablar sobre su obra
hay que decir que se sirvió del poder de su erudición y elegante estilo en
latín, que amenizo con paciencia e ingenio. Adagios (1500 ampliados en 1508),
una recopilación de proverbios latinos. La mayor parte de sus primeros escritos
atacan las prácticas corruptas de la iglesia y el escolasticismo racionalista
fomentado por los curas. En el manual del caballero cristiano (1503) y su
famosa sátira Elogio de la locura (1511), que dedico a Thomas Moro, aboga por
una vuelta a la primera ética cristiana. Aunque su obra más trascendental fue
la traducción al griego del Nuevo Testamento (1516), se trata de manuscritos
nuevos, con apuntes críticos y acompañada de una nueva traducción latina. Por
estas obras, que incluyeron a los reformadores cristianos de ese momento, se le
apoda como padre de la reforma.
Erasmo abiertamente
expuso sus opiniones progresistas acerca de un nuevo concepto de la educación
sobre el método del estudio (1511) La enseñanza firme pero amable de los niños
(1529). Sostenía algo tan equivocado como la enseñanza del cristianismo en el
hogar antes de empezar el bachillerato a los siete años. El latín debería
enseñarse primero como general y luego a través de la gramática, un método
parecido a las técnicas actuales de enseñanza, también estipulo una formación a
través de la educación física, su crítica a la disciplina severa y su
insistencia de despertar el interés de los alumnos.
En el año de mil
quinientos diecisiete, en el momento se convirtió en un tema caliente bajo el
monomio y liderazgo de Martín Lutero, la vida de Erasmo cambió de dirección.
Hasta esa época admirado y temido como crítico, ya que se convirtió en
apologista, en verdad sin confiar en los católicos o reformistas y siempre
desechando en tomar partido. Siguió siendo católico aunque con frecuencia se
asoció con los reformistas. Por los continuos ataques, en sus Coloquios y a las
supersticiones le acusaron de luterano, acusación que negó con enérgica
defensa. También le acusaron de
disimular sus verdaderas opiniones por miedo a las consecuencias. Para
rebatirlo escribió una declaración completa de su posición teológica,
Disquisición acerca del libre albedrío (1952), que incluye un ataque directo a
Lutero. El contraataque de este último provoco una polé-mica final de Erasmo,
Hyperaspistes (1526). Mientras tanto preparo muchas ediciones eruditas de los
curas con la ayuda del editor Froben.
Por la consideración
que se le hace como precursor de la reforma y sus obras por esa razón fueron
incluidas en el Índice de Obras prohibidas por el Concilio de Trento, su guerra
contra la ignorancia y la superstición procede completa-mente de sus
convicciones de humanista que como teólogo. Luego de que pereciera sus obras
fueron prohibidas por la iglesia católica y denun-ciadas por muchos
protestantes, pero anticiparon la tolerancia en los Países Bajos y por las
obras de escritores como Voltaire, Anatole France, Bertrand Russel y otros. No
fue un reformador religioso, como Lutero y Calvino, ni mucho menos quiso
participar en discusiones referente a la teología; fue un auténtico hombre de letras y, como humanista,
un precursor de la época. En la actualidad existe una Universidad Erasmo de
Rotterdan y la red de la Comunidad Europea para los intercambios académicos que
es llamada Erasmus en su honor.
COMENTARIO
Este escritor, escribió
este texto de ensayos sin conocer el lenguaje del latín, esto no le impidió
efectuar este gran riesgo. Sus largas y extensas lecturas le han hecho recocer
la historia, los hechos y los imprescindibles autores que le dieron vida al
latín como lenguaje expresivo. Pedro que ha leído lo suficiente, como para
tener un amplio conocimiento de lo que es la literatura y sus significados de
los más remotos estilos. Ha realizado este sueño con la debida conciencia, de
ser lo más preciso en la formulación elocuente de cada autor que conforma todo
el latín.
Estos ensayos son el
resultado de una larga investigación, de diferentes libros de los distintos
autores de las diferentes etapas de la Roma con su lenguaje el latín.
ÍNDICE
Pag.
1----------------------La literatura latina
Pag. 2------Los
menesteres de la literatura latina
Pag.
3-----------------------Periodo primitivo
Pag.
5------------La edad de oro de la poesía
Pag.
8-------------La edad de oro de la prosa
Pag.
10-------------------- La edad de la plata
Pag. 13-------------------------Último
periodo
Primeros
escritores de la cristiandad
Pag.
16-------------------------La edad media
Pag. 20------------------------El
renacimiento
Pag.
24---------------Lucio Livio Andránico
Pag. 25---------------------------Quinto
Ennio
Pag.
27-----------------------------------Plauto
Pag.
29---------------------------------Terencio
Pag.
32---------------------------Cantón Viejo
Pag. 34-----------------------------Cayo
Lucio
Pag.
35--------------------------------Lucrecio
Pag.
36----------------------------------Cistulo
Pag.
39----------------------------------Virgilio
Pag.
47---------------------------------Horacio
Pag.
53------------------------Sexto Propercio
Pag.
54-----------------------------------Ovidio
Pag.
60----------------------------------Ciceron
Pag.
67----------------------------------Lucano
Pag. 68-----------------------------------Séneca
Pag.
71---------------------------------Petronio
Pag
76-----------------------------------Juvenal
Pag.
77------------------------------------Persio
Pag.
78----------------------------------Marcial
Pag.
82--------------------------Plinio el Viejo
Pag.
85-------------------------Lucio Apuleyo
Pag.
87--------------Primer escritor cristiano
Pag.
91----------------------------San Agustín
Pag.
97-----------------------------------Boecio
Pag.
98------------------------Dante Alighieri
Pag.
113---------------Erasmo de Rotterdam
Pag. 119---------------------------Comentario
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