martes, 30 de mayo de 2017

LITERATURA LATINA E ITALIANA

 LITERATURA LATINA
La literatura romana antigua, de Europa occi-dental en sus primeras manifestaciones ocurrie-ron del siglo III antes de Cristo, luego fue evolucionando y transformándose, a través de diferentes géneros y sentidos. La desintegración del imperio romano y el desarrollo gradual de las lenguas románticas a partir del latín llamémoslo vulgar (la lengua del pueblo) no afecto la esencia del latín como lengua sustancial en Europa occidental. La literatura latina, en una forma cris-tianizada, continuo desarrollándose durante la edad media, en el momento que el latín fue la lengua oficial de la iglesia católica. Con el surgi-miento del humanismo, en el siglo XIV, y su característica por recuperar las formas clásicas del mundo antiguo, se sucedió un nuevo impulso al latín, que se mantuvo hasta el siglo XVII. Hasta no hace mucho tiempo, en la cultura occidental el conocimiento de la literatura clásica latina (así como la griega) era importante en la educación.

LOS MENESTERES DE LITERATURA  
LATINA
La literatura latina fue una consecuencia de la literatura griega y sirvió a su vez como referencia básica, especialmente en el renacimiento, para el desarrollo de las literaturas europeas posteriores. Por sus vínculos formales de los modelos griegos, los escritores latinos contribuyeron de cierta manera con sus escritos a la misión civilizadora de Roma en el mundo. Los logros más trascendentales se hallan en la poesía épica y lírica, en la retórica, la historia, el drama cómico y la sátira, género que los romanos le dieron luz.

PERIODO  PRIMITIVO
La literatura latina comienza con Livio Andró-nico, que arribo a Roma siendo un esclavo que hablaba el idioma griego y que aprendió el latín. Se atrevió a traducir los versos épicos de Homero, la Odisea, al latín, y la vez escribió las primeras piezas dramáticas en esta lengua, también traducciones de otras obras griegas. El primero de descendencia romana fue Gneo Nevio (270-201 a.C.), que te atrevió a seguir el ejemplo de Livio Andrónico. Por ese entonces sus comedias tuvieron mucho éxito. Compuso también el Bellum poenicum, un poema épico sobre las guerras púnicas, entre Roma y Cartago. Sin embargo, el primer escritor romano de importancia fue Quinto Ennio, famoso por sus Annales, un poema vigoroso que relata la historia de Roma en sus conquistas en versos hexámetros adaptados del griego al latín. El gran esfuerzo de Ennio sirvió como modelo para la épica romana y fue tremendamente imitado por poetas poste-riores que refinaron el estilo.
Desafortunadamente solamente se conservan fragmentos diseminados de estos primeros escritores, pero si se conservan veintiuna obras de teatro del primer dramaturgo romano, Plauto. La comedia trascendió volviéndose la más impor-tante representación romana; las obras agiles de Plauto sirvieron de modelo de las comedias europeas posteriores. Su mundo de amos ignorantes, esclavos astutos, doncellas inocentes y jóvenes sin esperanza que se enamoraron absur-damente, fue heredado por el segundo autor romano de comedias, Terencio. Sus obras tal vez sean menos divertidas pero más conmovedoras que las de su predecesor.
Catón el Viejo, político reconservador y enemigo furibundo de Cartago, fue el primer maestro de la prosa romana. Orador estruendorosó, proporciono los primeros modelos a la retórica romana. Su tratado sobre la agricultura, De agricultura, aún se conserva. El gran maestro de la sátira, un género tal vez inventado por Ennio, fue Cayo Lucilio, que introdujo el uso de palabras mordaces que ridiculizan despiadadamente una gran variedad de locuras humanas, tanto en el terreno privado como en el público. Solamente se conservan pequeños fragmentos de su obra.    
LA EDAD DE ORO DE LA POESÍA
El pionero de la época más increíble de la poesía romana fue Lucrecio, cuyo poema didáctico De rerrum natura dice en versos elocuentes que los dioses no intervienen en asuntos humanos. Ya que su fundamento era liberar al pueblo de la superstición y del miedo a la muerte. Catulo, el primer gran poeta lírico en latín, lo inspiró el mundo griego. Sus poemas extensos son com-plejos y sobre todo eruditos., pero le caracterizan  en mayor medida los poemas líricos menos largos, algunos de los cuales son puras declaraciones de amor a cierta mujer llamada Lesbia o están dedicados a su hermano muerto. En otros se refiere a la cuestión de sus ofensas políticas. Su palabra inquebrable e intensa ha dado un rigor impulsador a la historia de la lírica desde prácticamente el descubrimiento de su obra al renacimiento.
El reconocimiento merecido al más grande de los poetas latinos, así como en vida o en épocas posteriores, Virgilio escribió en sus comienzos las Églogas, se trata de diez poemas pastorales que se convirtieron en atributos permanente de su género. Luego escribió Las Geórgicas, poemas de la existencia de los agricultores. Pero tal vez su obra maestra es la Eneida, un poema épico que narra como el héroe troyano Eneas viajo a Italia donde se establecería Roma. En este poema, inspirado en la obra de Homero, contrasta el deseo de paz con la admiración tradicional de la virtud militar.
El ferviente amigo de Virgilio, Horacio, gracias a su positivo criterio se convirtió en el maestro de la oda adaptando con suprema habilidad los metros griegos al latín. De su más destacada poesía que evoca un elegante sentido del humor. La tradición de la elegía del amor, que empezó Catulo, fue continuada de una forma tierna y melancólica por Alibio Tibulo (c. 48-19 a.C.). El último de los tres volúmenes que se atribuyen posen poemas de amor directos y conmovedores escritos por su contemporánea Sulpicia, los únicos poemas que se conservan de una mujer romana.
Más dinámicas y complejas son las elegías de amor escritas por Sexto Propercio, acciones movidas de sus complicados amores con Cintia. La tradición elegíaca termino con la obra de Ovidio, que cultivo el género de una forma festiva. Prolífico poeta, obra más sobresaliente su Ars amatoria y por su obra más destacada, La Metamorfosis, un extenso poema que constituye un resurgimiento de los mitos antiguos.
LA EDAD DE ORO DE LA PROSA
La época sublime de la poesía correspondo igualmente con la de la prosa, se destaca Cicerón, este fue un consumado político y orador cuya retórica se convirtió en un modelo para la oratoria euro-pea posterior. Los discursos más importantes de este orador son los que dijera contra el conspirador Catilina, pero varios de estos son igualmente oportunos y certeros. Por el magistral uso que disgrega de los ritmos y cadencias del latín, conjugados de excelente manera para alcanzar efectos persuasivos. Cicerón se destacó también con las oraciones en prosa de un estilo más relajado, generalmente por tratados sobre retórica y filosofía como los famosos textos sobre la amistad y los tiempos pasados. Se conserva gran parte de su reveladora y extensa correspondencia.
De cierta manera el destacado escritor de prosa, fuel el contemporáneo de Cicerón, Julio Cesar. Sus escritos claros y fuertes sobre La guerra civil, sumados a los comentarios sobre la guerra de las Galias (De bello civil y De bello gallico) gracias a los excelentes calidades se convirtieron en im-portantes ejemplos de su género. El más desta-cado historiador romano fue Tito Livio, que escribió la más larga historia de Roma Ab urbe condita, también conocida como Décadas, de la cual se conserva mucho menos de la mitad y que es fundamentalmente importante de este periodo.
                      
LA EDAD DE PLATA
 A le edad de oro le siguió como consecuencia lógica la mencionada edad de plata, data del siglo I d. C; aunque alumbrada por el brillo del siglo anterior, durante de este periodo ocurrieron obras trascendentales. La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la perfección del genero  épico que los poetas que le siguieron tuvieron más problemas. Sin embargo, Lucano, cuya epopeya Farslia narra incidentes de la guerra civil romana con un estilo consecuente con el momen-to y animado, y Publio Papino Estacio, un escritor sobresaliente en la edad media, supieron magistralmente abordar la tradición épica. La Tebaida, obra principal de Estacio, va siendo una epopeya supremamente vigorosa que lleva el estilo virginiano. De la época de plata fue Seneca, tutor del famoso emperador Nerón. Seneca expuso las doctrinas de la filosofía estoica en cartas y tratados que tuvieron una gran influencia. También realizo varias tragedias que exploraban el tema del mal y sus consecuencias, la omnipresencia de la muerte, la culpa involuntaria y voluntaria, la pasión y el abuso del poder.
Durante esta gran época se produjeron obras trascendentales de varios estilos satíricos. El esclavo Fedro, que se convirtió en un hombre libre con el emperador Augusto, escribió en verso significantes versiones latinas de las populares fabulas de Esopo. El escritor más sobresaliente fue Petronio, cuyo sorprendente Satiricón. Una extensa obra en verso y prosa de la cual solo se conserva alguna parte, es una narración increíble de una entretención que describe vivamente un amplio conjunto de excesos humanos. La sátira aquí está representada por el áspero y complejo Persio y el amargo, pero entretenido, Juvenal. La más corta de las formas poéticas, el epigrama, fue perfeccionado por Marcial, cuyos versos socarrones e ingeniosos son un modelo de su género.
La prosa del siglo1 d. C. establece las obras de varios autores didácticos notables. Plinio el Viejo fue un escritor prolífico cuya Historia natural sirvió a varias generaciones como modelo de libro de texto sobre historia natural. La institución oratoria, del retórico Quintiliano es un legado importante dedicado a la teoría y a la práctica de la oratoria, que incluye además de las críticas literarias romanas más equilibradas. Varios desta-cados historiadores ejercitaron la escritura duran-te este periodo. Cornelio Tácito escribió dramáti-camente los arduos acontecimientos de su época y la que lo presidió a sus narraciones Historias y anales (121), de Soetonio, es relevante por sus animadas biografías de los césares, a menudo, demoledora descripción de lo que para la crítica actual es el mejor periodo de la Roma clásica
ÚLTIMO PERIODO
Durante el periodo de la decadencia romana, como es de esperar la literatura tuvo su declive, en esta época se destacaron algunos pocos escri-tores. La Metamorfosis (conocida como El asno de oro) de Lucio Apuleyo es una rica historia en prosa que incluye la historia, elegantemente con-tada, de Cupido y Psique. En el siglo VI sobrevino una última fuerza literaria pagana con el sabio y perspicaz Ambrosio Teodosio Macrobio, que escribió una especie de sumario de la antigua cultura en su Saturnalia.

PRIMEROS ESCRITORES DE LA CRISTIANDAD
Las primerizas manifestaciones de la escritura cristiana en latín se superponen a la última litera-tura pagana. El primer escritor de trascendencia  Tertuliano, maestro de la prosa y a la vez uno de los escritores más influyentes de su época fue el cura de la iglesia San Ambrosio, conocido sobre todo por su correspondencia y por sus himnos. Aurelio Prudencio estableció una nueva tradición en la poesía cristiana al emplear la prosa y al recuperar ciertos elementos de la escritura pagana para propósitos supremamente cristianos. Su Psycho-machia, que representa el alma como campo de batalla donde luchan las virtudes y los vicios, introdujo de una forma escueta el uso de la alegoría en la poesía cristiana.
Esta prosa de San Agustín fue una de las más valoradas en el pensamiento europeo medieval y renacentista. Las obras principales de este pensador cristiano, La ciudad de Dios (413)-426), las Confesiones (400), sustentan el estilo clásico de la retórica ciceroniana de manera inmersa en la condescendencia amanerada y personal para expresar un sentimiento de convicción cristiana. Un poco antes de este prevenido autor, se puede destacar la obra de San Jerónimo siendo él el traductor de la Biblia. En ese entonces conocida como Vulgata, ha sido la versión modelo en latín desde esa época, y ha influido de sobremanera en la prosa latina y europea. Obras de la época de San Agustin, no especialmente cristianas en cuanto su orientación, establecieron una gran repercusión en el filosofía cristiana posterior. De nuptus Philologiae et Mercurii (400) es el título que se popularizo de una libro Marciano Minneo Félix Capella, que propuso a la culturización cristiana europea un sistema para organizar el conocimiento secular representados por las siete artes liberales, el trivivium y el quadrivium. De consolatione philosophiae, del cónsul Boecio, describe con cierto vigor y sosiego como la vida llamada espiritual puede ser una fuente de paz interior en tiempos adversos.  
LA EDAD MEDIA
En el medioevo sique la traición de la literatura cristiana primitiva. El cura San Isidro de Sevilla junto en suscrito de la cultura de su época en los veinte libros de las Etimologias (623), que sirvi-eron como obras de referencias durante la edad media tardía, el género histórico fue relevante durante este periodo, con algunas obras trascen-dentes desde el punto de vista literario. En setecientos treinta y uno, el inglés Beda el Venerable escribió versos en latín, además de concluir una inestimable narración de la Iglesia en su nación. La obra en prosa más significativa fue la biografía de Carlomagno escrita por Franco Ein-hard. La corte del primero reunió a un gran número de poetas, entre los cuales se destaca el erudito inglés Alcuino de York y el sabio arzobispo de Manguncia Rabanus Maurus, el cual pudo ser el autor del increíble himno “Veni Creator Spiritus. También fueron esos años de ejemplos transcendentales en poesía litúrgica, La forma conocida como secuencia, cantos en latín para ser cantados durante el ritual católico, surgió en el siglo IX y está particularmente asociada a Notker Balbulus, de la abadia de Gall.
Muchas clases de estilos de poesía fueron también característicos de la primera época de la edad media. Las narraciones de Reynard the Fox, varias fabulas de animales, apareció en versos latinos en el siglo X. También se escribieron poemas épicos más serios. Especialmente notable es el poema heroico Waltharius, atribuido al monje suizo Ekkehard I el Viejo, tratándose en la existencia del rey Walter de Aquitania. Gran parte de la más destacada poesía de la edad media fue anónima, en especial los versos líricos de la literatura goliardica, en su mayoría escritos por estudiantes y monjes solitarios, que cantaban los placeres del vino y del amor carnal, y sabiamente ridiculizaban al clero y a la poesía devota tradici-onal. Estos increíbles poemas anónimos se conservaron a través de la historia en varios manuscritos. Uno de los más relevantes es Carmina Burana. Por otro lado se continuo escribi-endo poesía religiosa de un bajísimo precursor y mediocre, que se usaron como himnos, el ejemplo más claro Staba Mater Dolorosa, de Jacopone da Todi, y el tedioso Dies Irae, del fraile itálico Tomás de Celano.
Se conserva muchísimas obras de teatro religiosas medievales que son antecesoras directamente del drama moderno. Desarrolladas en un contexto de servicios litúrgicos, e inclusive de las formas conocidas como misterios de una manía y decadencia terrible. La monja germana Hrosvitha adapto las técnicas dramáticas de Terencio a temas cristianos con resultados desoladores. Sin embargo, al margen de su obra, estos dramas son, en su mayor parte, anónimos.
La prosa con tendencia de ficción de cierta mane-ra fue cultivada dentro de la literatura en latín popular, generalmente en narraciones cortas; los más destacados que se conocen son colecciones La  Legenda aurea, Gesta romanorum, una colección de vidas de santos escritas en el siglo  XIII, y otras escritas por el arzobispo Genova Jacobo de Voragine, de asentó muy popular.
Durante esta época el latín sirvió como lengua de cultura en la mayoría de Europa y se conserva un vasto conjunto de prosa especializada, como la filosofía escolástica. Algunos de estos filósofos, como el sabio francés Abelardo, escribieron obras trascendentales en términos literarios. Sus poemas de amor y canciones seculares se han extraviado, pero afortunadamente se conservan sus himnos y la correspondencia intensa y conmovedora con su querida Eloísa. Dos obras trascendentales del poeta erudito Alain de Lille, Anticladinaus y Planctu naturae, son intentos alegóricos y filosóficos por determinar el lugar de los seres humanos en el universo natural. Pese a que los escritores empezaron a emplear las len-guas vernáculas cada vez más, los tratados técnicos continuaron escribiéndose en latín. El increíble poeta italiano Dante Alighieri empleo la lengua latina en tratados sobre el papel de la monarquía (De monarchia) y sobre los usos de la lengua italiana (De vulgari eloquentia).
EL RENACIMIENTO
Esta última época de manifestarse en látín, el renacimiento se concretó en la obra del huma-nista italiano Petrarca en el siglo XIV. El denominado humanismo fue un movimiento que pretendía recrear la experiencia clásica revivi-endo el lenguaje, el estilo y los géneros de la literatura latina. El libro más logrado de Petrarca incluye Secretum (1343), donde el poeta mono-loga y se somete a interrogatorio, así como su larga correspondencia, en prosa y en verso. La tradición de la prosa en país itálico fue continuada por escritores como Poggio, famoso por una brillante crónica de la Florencia de la época y por su Facetiae (1428-1452), una recopilación de varios relatos.
En la época del renacimiento, el latín continúo siendo la lengua técnica e intelectual en Europa. Los estudios lingüísticos del humanismo italiano Lorenzo Valla abrieron el sendero a grandes eruditos futuros y tuvieron una enorme trascendencia en el pensamiento y el estilo de ese tiempo. En el área literaria se destacaron los escritores filosóficos de Marcio Finicio, que intento reconciliar el platonismo con el cristia-nismo, y los de Giovanni Pico Della Mirandola, famoso por su De homenis dignitate oratio (1486). Al mismo tiempo que se desarrolló la prosa en latín en la Italia del renacimiento, hubo una destacada producción en verso. El mejor poeta fue Giovanni Pontano, en su obra se conjugan el vigor erótico y la exaltación de la vida familiar. Un exiliado griego, Michael Marullus, escribió vehementes himnos en latín dirigi-dos a los dioses paganos, y el humanista florentino Poliziano escribió poesía tanto en latín como en italiano. La obra de Marco Girolano Vida incluye un destacado tratado en verso, sobre el arte de la poesía, Ars poética, y su Christiad (1535) es lo más semejante a una epopeya renacentista en latín. El tratado De arte Dicendi (1556), del español El Broncense, es un destacado ejemplo de las dramáticas prácticas comu-nes en esa época.
En otros lugares de Europa también fueron esce-nario de una escritura excelente en latín que continuo la tradición iniciada en Italia. Entre las más significativas, se destaca la del sabio huma-nista holandés Erasmo, cuya labor extensa incluye el divertido Elogio de la locura (1511). El estadista ingles Tomás Moro, amigo de Erasmo, escribió algo así como una obra visionaria en latín, Utopía (1516), que hoy en día sique siendo significativa en el pensamiento político occidental. La novela en latín más conocida del Renac-miento es Argenis (1621), del poeta satírico escocés Jonh Barclay. Entre la poesía escrita en latín más difundida en Europa se encuentra el apasionado Basia, del escritor holandés Johannes Secundus. El galés Jonh Owen fue famoso por sus epigramas en latín. La tradición de la poesía latina en el norte europeo continuo en el siglo XVII. Los poetas de la orden jesuita Casimir Sarbiewski polaco y Jacob Balde de Alsacia, escribieron una poesía influenciada por Horacio pero bastamente saturada de cristianismo.
LUCIO LIVIO ANDRÓNICO
Se destacó por su dramaturgia, poesía épica ro-mana que difundió entre sus contemporáneos la primera oportunidad de leer a los clásicos griegos en su propia lengua. Tal vez nació en la colonia griega de Tarento, por cierto lío fue llevado prisionero a Roma y posteriormente liberado. Escribió una tragedia y una comedia para celebrar el fin de la I guerra Púnica. Introdujo en el mundo romano los géneros griegos épico, lírico y dramático, por esa razón se le considera el fundador de la poesía épica y dramática latina. Sus traducciones de las obras griegas se presentaron primera vez en Roma en el año dos-cientos cuarenta antes de Cristo. Como también tradujo la Odisea de Homero al latín.
QUINTO ENNIO
Gran poeta y dramaturgo romano (239-167 a.C.), considerado por muchos como el fundador de la literatura latina. Vino al mundo en el pequeño pueblo de Rudiae, actual Rugge, en la región de Calabria, y al parecer en la segunda guerra Púnica. En Cerdeña tuvo la suerte de conocer a Catón Viejo, guíen lo llevo a Roma en el año doscientos uno antes de Cristo. En esa ciudad se ganó la vida dictando clases de griego y traduciendo obras de importancia griegas. Su gran labor lo hizo merecedor de la amistad del general romano Escipión el Africano, a guíen alaba en un texto llamado Spicio.
A este escritor se le atribuye la introducción de la escritura latina y las invenciones de las Sátiras, que incluían ensayos muy diversos. Lestabana palabra satyra (sátira) designada originalmente, en efecto, un plato lleno con gran variedad de frutas, el cual se usaba para memorar a los dioses. Las Sátiras de Ennio, según cierto personaje, tenían elementos y temas morales, reflexivos, cómicos, narrativos y autobiográficos, y estaban basadas sobre todo en el medio dramático. Adapto en su poética el hexámetro (empleado por Homero) al verso romano. Lo más destacado de sus escritos son las tragedias y su poesía épica. Escribió algo así como veinte tragedias, basadas en su mayoría en temas del ciclo troyano, que expresaban la pasión y el pathos en forma de diálogos poéticos. Su poema épico más de trascendencia es Annales, una extensa obra de dieciocho volúmenes que influyo más tarde en Virgilio al escribir su Eneida,  Aunque tanto de los Annales como también en otros de sus escritos apenas existen algunos fragmentos de su gran obra.
PLAUTO
Este escritor (c. 245-184 a,C.) se dedicó con pasi-ón a la dramaturgia cómica, alcanzo una buena fama entre sus contemporáneos y con el pasar del tiempo ejerció una notable influencia en la literatura dramática postrenacentista europea.
Nació en Sársina, Umbria. Según la historia se trasladó a Roma en el momento de su juventud, y allí hizo fortuna trabajando entre bastidores, aunque luego la perdió en varios negocios, y comenzó a escribir comedias mientras se ganaba la vida como molinero. Escribió más de cien comedias, de las cuales solamente se conservan veinte completas y una muy fragmentaria, Vidularia. Escribio la mayoría de sus obras en los últimos veinte años de su existencia. Las obras que se conocen son obras con mucho vestuario, personajes, tramas y escenarios inspirados en las comedias de Menandro, Filemón, Dífilo y otros autores de esa comedia griega. Plauto puso en ellas numerosas alusiones locales, además ele-mentos renovadores, como la canción y la danza (los diálogos  ocupan aproximadamente una ter-cera parte de la obra), y con su buen sentido del humor y su dominio el latín vulgar, produjo farsas menos pulidas pero más divertidas que las comedias griegas. De y tema generalmente amo-roso, la trama se complicaba con engaños o confusiones de identidad, como también los personajes respondían a arquetipos heredados de las comedias griegas, como parásitos y soldados fanfarrones. Sin embargo, las comedias de este dramaturgo son variadas y originales en el trata-miento de los temas y los personajes, y abarcan desde la parodia mitológica (Anfitrión) hasta el romance (La cuerda), y desde la burla (Casina) como también la farsa (Los menecimos) a la comedia de aspecto refinado (Los prisioneros y Trinummus), o las famosas Miles Gloriosus (El soldado fanfarrón) y Asinaria (La venta de los asnos).

TERENCIO
Notable escritor, que se destacó en la dramaturgia, siendo uno de los precursores de la comedia de costumbres. Terencio llego al mundo alrededor del año 190 a.C. en Cartago y fue conducido a Roma en calidad de esclavo del senador Publio Terencio Lucano, quien lo educó y le concedió la tan anhelada libertad. Trasformado en un ser libre, se hizo llamar con el nombre de Publio Terencio, en reconocimiento a su antiguo patrón. Lo primero que escribió se trató de Andria, escrita en el año 166 a.C. Tras cosechar un éxito inmediato, Terencio, dotado de un temperamento fuerte, se convirtió rápida- mente en el favorito de los círculos literarios romanos, se dijo que fue gran amigo Escipión Emiliano, en esa casa acudían hombres de estado y hombres de letras preocupados por hacer crecer la lengua latina. Las seis comedias de Terencio, escritas entre 166 y 160 a. C., están basadas en las obras de origen griego. Así por ejemplo Andria, El que se atormenta así mismo, El eunuco y Los hermanos, son influenciadas por Meandro, mientras que Fornio y La suegra están basadas en la obra de Apoloro de Caristo. En el año160 a.C Terencio viajo a Grecia en busca de nuevas obras de Menandro y pereció en el mo-mento que regresaba a Roma y gracias a una tormenta por lo cual la embarcación naufrago.
Las obras puestas en escena eran sátiras ligeras e ingeniosas sobre la vida de las personas pode-rosas y refinadas. A diferencia de las comedias de su antiguo predecesor, Plauto, en las sátiras de Terencio casi no existen canciones y danzas, carecen de las farsas de aquel, y su refinado humor remplaza a los chistes y juegos de palabras, la caracterización exagerada y las situaciones hilarantes por un sutil dominio de la trama y los personajes. También recurre al engaño con menos frecuencia que Plauto, y pone un mayor énfasis en la falsa identidad de los perso-najes. En todas sus obras, con excepción de La suegra, hay una doble trama en la que se entremezclan dos romances, donde el resultado feliz depende del otro. Durante la edad media sus comedias fueron adaptadas por la monja Hrosvitha y su influencia fue marcada por el teatro de Lope de rueda, en la comedia renacentista y en el dramaturgo francés Moliere.
                          
CATÓN VIEJO
Catón (234-149 a.C.) político enredador como también un destacado escritor, su verdadero nombre fue Marco Porcio Catón, y también fue conocido como Cantón el Censor. Tuvo la fortuna de nacer en una granja en Túsculo (en latín Tusculum), cerca de la actual Frascati, en Italia. Desde un principio se interesó en la agricultura y la vida sencilla típica de los terratenientes roma-nos en los primeros tiempos de la república. Se distinguió en su juventud como enemigo furibundo de la cultura griega ya que consideraba que debilitaba a los romanos. Cantón sirvió como cuestor en el año 204 a.C., como edil en el 199, como prestor en el 198 y como cónsul en el 195. Mientras desempeñaba ese último cargo provoco una revuelta en la Hispania Citerior, de donde volvió a Roma en el 193 a. C. Lucho fuertemente contra la inmoralidad y la lujuria de la vida romana y uso los privilegios de su cargo para privar al senado de todo lo que considero indigno, bien por su sus extravagancias o por estar alejados de la idea del virtuoso carácter romano. En el 157 a.C. fue enviado a África para que actuara como árbitro entre los miembros de las tribus cartagineses y númidas. Estando en ese continente se obsesiono con la idea de que la ciudad de Cartago a la que repugnaba tanto por su lujo como por su riqueza, y que despertó la xenofobia, ya que era una amenaza para     Roma. Hasta su muerte finalizo todos sus discursos con las palabras: Delanda est Carthago (Cartago debe ser destruida). El año en que pereció y en gran parte debido a su influencia, comenzó la III guerra Púnica entre Roma y Cartago, tres años esta última ciudad fue arrasada completamente. Catón fue recordado por haber sido el primero en escribir una historia de Roma en prosa, Orígenes, de los cuales tan solo subsisten algunos frag-mentos. Su De agri cultura, un estudio sobre la agricultura, es la primera obra en prosa en latín.
                          CAYO LUCIO
Este increíble hombre, creador de la poesía satírica latina. Vino al mundo en el pequeño poblado de Suesa Aurunca (en la actualidad Se-ssa Aurunca, Italia), y fue un valiente soldado y guerreo en  Hispania a las órdenes de su amigo, el general Escipión Emiliano, luego en la guerra de Numancia (134-133 a.C.); fue miembro literario surgido en torno a este general. Sus treinta libros de versos satíricos, a modo de sermones, de los cuales tan solo se conservan 1300 fragmentos, eran críticas abiertas e informales de los acontecimientos y las personalidades de ese tiempo. Se caracterizan por sus mordaces inventivas, el uso constante de la anécdota, el dialogo y la fábula, elementos que habrían de caracterizar la sátira romana de los nuevos tiempos.
                           LUCRECIO
( 99-55 a.C.), de nombre completo de Tito Lucre-cio Caro, el poeta de índole del latín que en su gran poesía didáctica, en seis volúmenes, De Rerum Natura (De la naturaleza de las cosas), donde claramente difunde las teorías de filósofos griegos Demócrito y Epicuro, y además constituye la fuente principal de la que hoy dispo-nemos para conocer a estos dos. Lucrecio con su actitud de pensador y escritor se propuso liberar a la humanidad de la muerte y del miedo a los dioses, en su opinión las principales causas de la infelicidad humana. En sus obras siempre busco más una finalidad instructiva y didáctica que literaria. Su representación del universo como un conjunto fortuito de átomos que se movían en el vacío, su permanente insistencia de que el alma no es una identidad distinta e inmaterial, sino una aleatoria combinación de átomos que se sobreviven al cuerpo, y su defensa en que los fenómenos terrestres que responden exclusivamente a causas de origen natural, se proponen comprobar que el mundo no se rige por el poder divino y, por lo tanto, que el miedo a lo sobrenatural carece por completo de fundamento. Lucrecio no niega para nada la existencia de los dioses, pero consi-dera que no intervienen para nada en los asuntos o en los destinos de los mortales. Uno de los pasajes más famosos de su obra De Rerum Natura va siendo la descripción detallada de la evolución de la vida primitiva y el nacimiento de la civilización.
CATULO
Este poeta romano, de nombre Cayo Valerio Catulo, en muchos casos considerado como uno de los mejores exponentes de la poesía lírica en Roma. Algunos historiadores creen que nació en Verona y se estableció en Roma hacia el sesenta y don antes de Cristo, donde se convirtió en el miembro más destacado de los poetas jóvenes que sobresaltaban las formulas métricas de los poetas griegos de Alejandría (Egipto). Entre sus obras más deslumbrantes, están sus titulados poemas Lesbia, que expresan profunda pasión, devoción, desprecio y odio hacia una dama miste-riosa, identificada únicamente como Lesbia. Ciertos eruditos conjeturan que Lesbia que verdaderamente era Clodia, una mujer supremamente bella pero sin escrúpulos, que había sido infiel al joven poeta. Aunque la afirmación central de la obra es Lesbia, ya que muchos poemas expresan claramente las dudas, la autocrítica y la compasión del propio Catulo. Con independencia de los hechos exactos, los llamados críticos por lo general coinciden en que los poemas de Lesbia se encuentran entre las expresiones más intensas y directas de la literatura latina. Son por lo general obras no tan largas, de temática variada, claro está escrita en forma lírica. Intercalados con los poemas de Lesbia hay poemas epigramáticos en que ataca directamente a sus rivales y enemigos.
Terriblemente afectado emocionalmente tras su ruptura con Clodia hacia el cincuenta y siete antes de Cristo, Catulo según por ciertos historiadores realizo un extenso viaje por las provincias romanas de Asia Menor. Su conocida oda con el verso Franter ave atque vale (“Hermano hola y adiós) está inspirada a la visita a la tumba de su hermano en Troya.  A su vuelta (56. a.C) Catulo escribió su poema más largo, Las bodas de Peleo y Tetis. En las postrimerías de su muerte escribió unos ataques directos contra personajes de la talla Julio César y sus asociados políticos. Se vislumbra que murió joven, se cree que a la edad de treinta años.
La influencia de su poesía se puede apreciar en la poesía amorosa de los poetas latinos posteriores, como ejemplo claro están Ovidio y Horacio, si no en los epitalamios de los poetas ingleses del rena-cimiento, los ejemplos más claros son Ben Jonson, Edmund Spenser, y en los neoclasicistas  españoles del siglo XVIII, como Meléndez Valdés y Lista.
VIRGILIO
Este afamado poeta (870-19 a.C.), quien en sus mejores tiempos escribiera la Eneida, obra considerada de suprema importancia para la literatura escrita en latín. Publio Virgilio Marón llego a la vida el 15 de octubre del año setenta antes de Cristo, en Andes, un pequeño pueblo cercano a Mantua, su padre era de origen campe-sino. Virgilio desde muy niño se dedicó a estudiar en profundidad las lenguas y las literaturas griegas y romanas, además retórica y filosofía, en Cremona, Mediolanum (Milán), Roma y Nápoles. Debido a la protección que le brindo el político Cayo Mecenas, Virgilio por esa razón no tuvo preocupaciones económicas y pudo entregase con pasión al estudio y a la literatura. Paso muchos años en Nápoles y Nola, y entre sus amigos más íntimos figuran su protector y mecenas Octavio, que al sucederse el tiempo se convirtió en el emperador Augusto, y muchos conocidos poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C. realizo un largo viaje por Grecia y Asia, con la única intención de revisar su obra maestra. La Eneida, ya terminada, y dedicar el resto de su existencia al estudio de la filosofía. En Atenas, tuvo la suerte de poderse reunir con Augusto y regreso con él llegando a la península italiana. El poeta se enfermó antes de embarcarse y pereció poco después de su llegada a Brindes (Brindisi). En su lecho de muerte, Virgilio ordeno a Augusto que destruyera la Eneida; sin hacer este último lo que le dijera, al contrario hizo revisarlo y lo público con la ayuda de Vario Rufo y Plotio Tuca.
El appendix Vergiliana, una bella colección de poemas menores, se atribuyó a Virgilio. Esta nombrada colección incluyen breves poemas épicos, (Cirus Culex), elegías (Lydia, Copa a la taberna), un poema de estilo didáctico Etna, y varios pomas agrupados bajo el título de Catalep-ton, o Miniaturas. Todos los poemas están escri-tos en el mismo estilo erudito e innovador que caracterizo a los poetas helenistas de Alejandría, y muchos son relevantes en cuanto la influencias del poeta Catulo y su escuela. La autenticidad de esta colección es, bastante discutida por los especialistas modernos. Ciertos poemas, especialmente algunos de los incluidos en Catalepton, que hablan de la vida de Virgilio, como se cree pueden ser obras escritas durante su juventud.
Las églogas datan del año treinta y siete antes de Cristo, Virgilio al poder completar su primera gran obra, las diez Églogas o Bucólicas, poemas de tipo pastoral inspirados en los idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo tercero antes de Cristo, si de cierta forma los poemas de Virgilio son más estilizados y menos realistas. El poeta respeto impecablemente las convenciones pastorales y sus canciones de amor, sus lamentos, pero dio a las Églogas un carácter supremamente original y nacional, al introducir en los poemas personajes y hechos reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo alegórico. La famosa Égloga IV celebra la venida al mundo de un niño que traerá nueva Edad de Oro, de paz y prosperidad. En la última época del imperio romano, y como también en la edad media, este poema se consideró como una profecía de la llegada de Jesucristo.
Para hablar sobre las Eglocas, hay que saber que son un tratado de cuatro volúmenes sobre la vida del campo, escrito entre los años 36 y 29 anterior a Cristo. El poema en sí alcanza una perfección artística deslumbradora, y su publicación le dio el renombre del mejor poeta de su época. Aunque en la obvia realidad es un mero tratado de agricultura, enfocado desde la situación técnica, Las Geórgicas también poseen una insinuante defensa de restaurar la vida agrícola tradicional de Italia. El poema aspira a tener carácter universal, como muestran los temas de la guerra, la paz, la muerte y la resurrección que encierran cada uno de esos cuatro volúmenes.      
La Eneida, es una epopeya mitológica, escrita en doce libros que relata las peripecias del héroe Eneas durante siete años, desde la caída de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra, el autor se propone describir a Roma ideal y, en cierto modo, prefigurar los acontecimientos de la historia romana. Eneas huye de Troya con su anciano padre, Anquises, sobre sus hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue reunir una flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia, Greta, Epiro y Sicilia, antes de ser abordados en las costas de África. Allí, Dido, reina de Cartago, se enamora de Eneas y se suicida tras su partida.
Tras atracar en la desembocadura del río Tíber, en Italia, Eneas da muerte a Turno, rey de los rútulos, en una lucha por conseguir la mano de Lavinia, princesa de Lacio. Según este poeta el pueblo romano desciende directamente de Asca-nio, fundador de Alba Longa, la ciudad que más tarde se llamaría Roma.
Hay que apreciar que el estilo de la Eneida, sumado su tratamiento están completamente ins-pirados en las antiguas epopeyas griegas, la Ilíada y la Odisea de Homero, como también en parte del poema épico Angonaútica, de Apolonio de Rodas, así como también de Anales del poeta Quinto Ennio.
Para ver como la Eneida, fue una obra supremamente apreciada en su tiempo. En la época de la edad media se descubrió en ella un sentido filosófico, por eso Virgilio fue considerado casi como un vidente y un mago. Dante años más tarde realiza un homenaje a este poeta en la primera parte de la Divina Comedia, en el momento que lo convierte en guía del poeta a través del infierno y del purgatorio, hasta llegar a las puertas del paraíso. Pero fue la admiración de Petrarca por el estilo virgiliano.
De las Geórgicas, Libro III: También os contaré, a ti,¡oh poderosa Pales! (diosa de los pastos), y a ti,¡ oh pastor de Anfriso (Apolo guardian de los rebaños de Admeto, rey de Tesalia, a orillas del Anfriso), digno de la eterna memoria!, y vosotras,¡oh selvas y ríos del Liceo! Todas las fábulas poéticas, que algún día cautivaban los ánimos ociosos, son ya cosas vulgares; ¿Quién no conoce el duro Euristeo (rey de Argos,, que impuso a Hércules los doce famosos trabajos) y los ataques del infame Busiris (rey egipcio)¿ quién no ha celebrado al mancebo Hilas?, a Delos Latonia y a Hipodamia, y a Pélope, señalando con sus ebúrneos hombros, gran domador de caballos, probemos una senda nueva, en la que yo también, como otros, pueda levantarme de la tierra y andar vencedor en leguas de la fama. Si no falta la vida, yo seré el primero que lleve con migo a las musas a mi patria desde la cumbre Aonia, yo primero te traeré, ¿oh Mantua!, las palmas idumeas, y levantare un templo de mármol en el verde campo.
 HORACIO
Este conocido poeta, que escribió poesía lírica y satírica, autor de famosas obras de la edad de oro de la literatura en latín. De nombre completo Quinto Horacio Flaco nacido en diciembre del año sesenta y cinco antes de Cristo, hijo de un libertino, en Venusia (Venosa Apulia, Italia). Se formó académicamente en Roma y Atenas filosofía griega y poesía en la Academia, además fue nombrado tribuno militar por Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio Cesar. Lucho en el ejercito republicano que cayó derrotado por Marco Antonio y Octavio (después Augusto) en Filipos. Debido a una amnistía el general regreso a Roma y rechazo el cargo de secretario personal de Augusto para dedicarse a escribir poesía.
En el  momento que el poeta laureado Virgilio conoció sus poemas, hacia el año 38 a.C., le presento al estadista Cayo Mecenas, un patrocinador de los artistas y amigo de Octavio, que lo introdujo en los círculos literarios y políticos de Roma, y en 33 a.C. Le dio una propiedad en las colinas de Sabina donde se retiró a pensar y escribir.
Horacio uno de los más grandes poetas, escribió obras de cuatro tipos: sátiras. Epodos, odas y epístolas. Sus sátiras tratan sobre cuestiones éticas como el poder destructor de la ambición, la estupidez de los extremismos y la codicia por la riqueza o la posición social. El libro I (35 a.C.) y el libro II (30.a.C.) de las Sátiras, ambos escritos en hexámetros, fueron una imitación del sátiro Lucilio. Las diez sátiras del libro I y las ocho del libro II están a favor de la tolerancia. Aunque los epodos aparecieron también el treinta antes de Cristo, se escribieron con anterioridad, ya que reclamo con vigor el fin de la guerra civil, que termino con la victoria de Octavio sobre Antonio en Actium en el año treinta y uno antes de Cristo, y critican mordazmente los abusos sociales. Los diecisiete poemas cortos en distintos yámbicos de los Epodos son diestras adaptaciones del estilo lírico griego creado por Arquíloco. La poética más trascendental de Horacio se halla en las Odas, libros I, II, III 823 a.C., adaptadas, y algunas imitaciones directas de los poetas griegos Anacreonte, Alceo y Safo. En ellas coloca de manifiesto su herencia de la poesía griega y predica la paz, el patriotismo, el amor, la amistad, el vino, los placeres del campo y la sencillez. Estas obras eran apenas políticas y de hecho incorporan mucha mitología griega y romana. Se nota también la influencia de Píndaro y son famosas por su ritmo, ironía y refinamiento. Además estas obras fueron imitadas por ciertos poetas renacentistas.
Por el año veinte antes de  Cristo. Horacio publicó el libro I de sus epístolas, veinte cartas personales en versos hexámetros en las que muestra sus observaciones sobre la sociedad, la literatura y la filosofía con su lógica del punto medio, a favor de doctrinas como el epicureísmo, pero siempre abogando por la moderación, incluso con lo referente a la virtud. Para esa época su reputación era tal que, que a la muerte de su amigo Virgilio, le sucedió como poeta laureado. Al pasar dos años volvió a escribir poesía lírica en el momento que Augusto le en-cargó el Himno Carmen sauculare para los juegos seculares de Roma; las obras conocidas como Ars Poética, las dos cartas que aparecen en el libro II son discusiones literarias. Ars poética, su obra más extensa, ensalza a los maestros griegos, y explica la dificultad y la seriedad del arte de la poesía y proporciona consejos técnicos a los poetas aspirantes. Este poeta pereció en Roma el 27 de noviembre de año 8 a.C.
De las Epístolas, III A los pisones: si un pintor tuviera el capricho de juntar la cerviz de un caballo a una cabeza humana y adornarla con plumas de varios colores y miembros de diferentes animales, de modo que el busto de una hermosa mujer viniera a terminar en la cola de disforme pez; invitados, amigos míos, a tal espec-taculo, ¿podrían contener la risa? Pues creed, Pisones, que sería muy semejante a esta pintura del libro en que las ideas más heterogéneas apareciesen, como los delirios de un enfermo, sin ninguna trabazón entre el principio y el fin. A los pintores y poetas siempre fue permitida una am-plia libertad. Es cierto, y la concedemos con mucho gusto, y a nuestra vez la reclamamos, pero no basta el ´punto de mezclar lo tierno con lo terrible, hermanar las serpientes con las aves y los tigres con los corderos.
De X a Aristo Fusco: El amador del campo saluda a Fusco, amante de Roma. En esto sólo discrepamos, ya que los demás somos como los hermanos mellizos: lo que uno prueba el otro lo aprueba, lo que el uno rechaza el otro lo rechaza también. Del mismo modo que los viejos picho-nes de la fábula, tú guardas el nido, yo busco los arroyos que se deslizan entre amenas pendientes, los peñascos afelpados por el musgo y la espesura de los bosques. ¿Qué quieres? Vivo mejor que un rey, desde el punto que abandono lo que vosotros ponéis por las nubes en Roma. Como esclavo furtivo de un sacerdote, que hastían las golon-drinas y que engullo mejor un pedazo de pan que las tortas de aceite y miel
SEXTO PROPERCIO
De este poeta existe muy poca información, tan solo se conoce que nació en Asís. Tras estudiar leyes se dedicó a escribir elegías, principalmente de amor sensual. Según parece, la fuente de inspiración fue su amante Hostia, a la que él llamaba Cintia. El primero de los cuatro libros de elegías, publicadas más o menos en el año 25 a.C., se ocupaba casi por completo del amor por ella, y de los bruscos cambios de ánimo, desde el éxtasis hasta la desesperación, que esa pasión le inspiraba. El libro le trajo un reconocimiento casi inmediato, así como el patrocinio y la amistad del mecenas. Siempre expresó su admiración hacia Virgilio, y su poesía está influenciada por el poe-ta alejandrino Calímaco, en el uso del ornamento mitológico y la estilización.   
 OVIDIO
Este increíble poeta (43 a.C.- 17 d.C.) cuyo talento narrativo, ingenio, inteligencia le han sellado una amplia popularidad desde su tiempo hasta la actualidad. Llego a este mundo en la pequeña población de Sulmona, bastante cerca de Roma. Educado con todo el confort necesario para seguir una carrera política, fue un excelente retorico pero su fuerza genial era esencialmente poética por lo tanto se dedicó con dedicación a escribir poesía. Tras heredar la propiedad de su padre, Ovidio se trasladó a Atenas para completar su educación. Algo después viajo por Asia y visito Sicilia. En el momento de sus treinta años, Ovidio se había casado tres veces y divorciado de dos. Se asegura que tuvo muchos amantes. Los detalles de sus amoríos se relatan en Amores, unos diversos poemas que hablan de las diversas faces por las que pasaron sus relaciones con una mujer llamada Corina (que como se cree encarna a varias mujeres). Su vida privada fue la de un literato libre de preocupaciones, adinerado y de cierto modo libertino. En la ciudad, donde residió hasta la edad de cincuenta años, se relacionó con la sociedad más distinguida de la ciudad, inclu-sive con el emperador Augusto. Sin embargo, en el año ocho después de Cristo Ovidio fue desterrado a Tomis (Hoy Constanza, Rumania). Según lo que contó el propio Ovidio, uno de los motivos de su destierro fue la publicación de Ars Amatoria, un poema sobre las artes amatorias demasiado exaltado para el gusto del emperador, que deseaba emprender diversas premisas morales. Pero seguramente esto no fue sino un pre-texto, ya que el poema llevaba como más de diez años en circulación. Otra razones que se dijeron, negadas por Ovidio, pudo ser su conocimiento del escándalo en el que estaba involucrada la hija del emperador, Julia. Pese a todo. Ovidio no perdió su ciudadanía y nunca abandonó la espe-ranza de volver a ser repatriado, como manifesto en varios poemas que escribió para sus amigos durante su exilio en Tomis; pero tanto la sumatoria de sus expectativas como las de sus amigos resultaron vanas. Ovidio pereció en To-mis, tras haberse hecho ciudadano de honor de ese pueblo.
Las obras que escribiera en su juventud, son diferentes a la que escribiera en su madurez y lo mismo les sucede a las que hiciera en su exilio. Durante su primera época, Ovidio continúo la tradición elegíaca de los poetas Sexto Propercio y Albio Tibulo, a los cuales conoció personalmente y admiro. Los Amores son poemas de índole erótica, concentrados en el romance con Corina, que contiene escasos sentimientos auténticos y se caracterizan por su ingenio y su deliberada artificialidad. También por esa misma época compuso poemas didácticos, entre los cuales se destaca Medicamina faciei, Femineae, un fragmento sobre cosmética, y una retractación en todo lo burlesco del Arte Amatorio, Remedios de amor. Medea, una tragedia muy conocida en su tiempo, se ha perdido casi por completo, y solamente se conserva muy poco del texto. La dedicación del conocimiento de la mitología se refleja claramente en sus Heroidas o Epistuale, veintiuna cartas de amor ficticias, dirigidas por heroínas mitológicas a sus amantes.
Durante su madurez Ovidio adquirió más destreza en su escritura, compuso Las Metamorfosis, un largo poema de varios volúmenes que recrea diversas historias y leyendas mitológicas sobre el tema de la metamorfosis o trasformación. El tema empieza con la primera gran metamorfosis, la creación del universo, termina con la muerte y la deificación de Julio Cesar. Muchas de las narraciones cuentan las relaciones de los mortales y los dioses, las consecuencias de la obediencia o de la desobediencia, y su posterior recompensa o castigo en una trasformación final. En este libro donde los temas presentes en la poesía anterior de Ovidio, el amor y el erotismo, se fluctúan con mucha más profundidad, en un intento de explo-rar las emociones humanas, y donde el talento descriptivo y narrativo brilla con una fuerza increíble. Al pasar el tiempo el libro se ha convertido en casi un manual de mitología griega. La otra gran obra trascendente de este periodo intermedio es Los Fastos, es algo similar a un calendario poético que describe las diversas fiestas romanas y las leyendas relacionadas con cada una de ellas. De doce textos que configuran el proyecto original, uno por cada mes del año, desgraciadamente tan sólo se conservan la mitad o sea los seis primeros.
Las obras que escribió durante su exilio están impregnadas de intimismo y melancolía. Entre las cuales se destacan los Tristes, que son cinco libros de elegías que relatan su lamentable existencia en Tomis y apelan a la clemencia de Augusto; las Pónticas, cartas poéticas de modo similar a las anteriores; el poema breve Ibis, que contiene una serie de maldiciones para destruir a un enemigo personal, y Haliéutica, un poema que solamente existen algunos fragmentos. La nuez consuela a Livia, se consideran no escritas por el autor. A excepción de las Metamorfosis y Haliéutica, ambas escritas en hexámetro dactílico, toda su poesía está compuesta en pareados elegíacos, un tipo de verso que alcanzó con Ovidio la máxi-ma expresión formal.
Los méritos de Ovidio que le dieron la fama, aún continuaron después de su muerte, a pesar de que Augusto sacara sus obras de las bibliotecas. Su influencia arraigo a otros escritores en la edad media, tanto en la vida académica como entre los poetas y los trovadores. En el momento que en Francia se desarrolló el concepto de amor cortés, la fuerza influyente de Ovidio se dejó ver en  la Roman de la Rose, el libro que exponía ese criterio filosófico. La fama de Ovidio fue creciendo paulatinamente y ya en el renacimiento. Francisco Sánchez de las Brozas lo tradujo al castellano, aunque Arcipreste de Hita ya había re cogido algunos de sus narraciones en el Libro del Buen Amor, que Meléndez Pelayo ha visto como una glosa del arte amatorio.
CICERÓN
La edad de oro de la poética romana se manifestó al lado de la prosa. No hay duda que el autor más destacado fue Cicerón, además fue un político y orador cuya retorica se volvió un modelo para la oratoria europea posterior. Sus característicos dicursos abarcaron muchos conceptos del mundo romano y sobre todos para algunos los más determinantes son los que realizo contra el conspirador político Catilina. Cicerón también se destacó con escritos en prosa de un estilo mucho más relajado, tratados sobre retórica y filosofía como los famosos textos sobre la amistad y los tiempos pasados. Afortunadamente se conserva gran parte de su correspondencia reveladora como extensa.
De nombre completo Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C. Nació en Arpinum (Arpino, Italia) en sus años de juventud se dedicó al estudio del dere-cho, oratoria, literatura y filosofía haciéndolo en Roma. Tras una breve carrera militar y tres años de experiencia como jurista que defendida a ciudadanos privados, viajo a Grecia y Asia, donde siguió con sus estudios. Volvió a Roma en el setenta y siete antes de Cristo y comenzó su carrera política, siendo nombrado como miembro del senado. Aunque su familia para nada estaba entre las poderosas, los patricios más solventes y poderosos le apoyaron en su candidatura al consulado en el sesenta y cuatro antes de Cristo, por el gran desagrado que le producida su competidor el candidato Sergio Catilina. Fue elegido Cicerón, y Catilina volvió a intentarlo al año siguiente que se tuvo que comer las uñas. La envidia lo llevo a querer hacer una conspiración contra el gobierno. Cicerón con audacia controló la situación detuvo y ejecuto a varios de los partidarios de Catilina y a este lo expulso del Senado con una ardiente proclama conocida con el apela-tivo Catilinarias. Julio César y otros senadores sostuvieron que Cicerón había logrado con la manifestación de la dureza, sin proporcionar las debidas garantías legales a los conspiradores. Como resultado de este vericueto  del año 58 a.C., Cicerón se vio obligado a exiliarse. Tras un año en Macedonia fue perdonado por el general romano Pompeyo el Grande.
Cicerón al regresarla a Roma se dedicó exclusi-vamente a la literatura hasta el año 51 a.C., en el momento que acepto el cargo de gobernador de la provincia romana de Sicilia como procónsul. Regreso a Roma en el 50 a.C. y se unió a Pompeyo, que se había convertido en el mayor enemigo de Julio César. Cuando César derroto a Pompeyo, en el 48 a.C., Cicerón comprendió que continuar con la resistencia a César era inútil, y acepto su amistad, mientras que César fue dictador de Roma, el orador se vio apartado de la vida política dedicándose a escribir. Luego del asesi-nato de César, en el 44 a.C., decidido retorno a la política. Esperando ver la restauración de la república, apoyo al hijo adoptivo de César, más tarde el emperador Augusto, en sus luchas contra el cónsul romano Marco Antonio. Sin embargo, Octavio y Marco Antonio se reconciliaron, y Cicerón fue ejecutado como enemigo del estado, el 7 de diciembre del 43 a.C.
Cicerón elaboro un estilo prosístico que combina claridad y elocuencia, y con el transcurso del tiempo se ha convertido en uno de los modelos a seguir. Su obra contribuyo al enriquecimiento del vocabulario de su propio lenguaje. Sus obras filo-sóficas revelan sus creencias en Dios y en el libre albedrío. La mayoría de sus obras están basadas en fuentes griegas y, por lo tanto, aparte de su valor intrínseco, posen un añadido como es haber divulgado la filosofía griega que no haber sido por él, tal vez se hubiera perdido. A partir del 45 a.C. y la muerte de su hija Tulia se dedicó por completo a servirse de la escritura literaria y filosófica, destacándose sus tratados De Legibus (sobre las leyes), De Officiis (sobre el deber), y De Natura Deorum (sobre la naturaleza de los dioses). Su obra incluyo de sobremanera en la obra de Petrarca y en otros escritores del renaci-miento. Sus escritos retóricos, escritos en forma de dialogo, en especial De Oratore (sobre la retórica), tienen gran valor como modelos de una consumada retórica y como una rica fuente de material histórico. Las mejores evaluadas piezas de oratoria son las cuatro contra Catilia. Entre sus obras menores, los tratados De Senectute (sobre la vejez y De Amicitia (sobre la amistad).  
Del libro Acerca del orador, libro primero: A mí, hermano Quinto, que con gran frecuencia medito y repaso en la memoria las cosas viejas, suelen parecerme por completo felices aquellos que en la óptima república, habiendo florecido tanto por los honores como por la gloria de las cosas he-chas pudieron tener el curso de la vida que pudieron estar sea en el negocio sin peligro, sea en el ocio con dignidad; y hubo un tiempo en el cual consideré que para mí también sería justo, y así por todos concebido, el inicio de regresar y retornar al animo a los preclaros estudios de nosotros dos, si con el curso de los honores así como el giro de la edad, habían cesado el infinito trabajo de las cosas forenses y la ocupación de la solicitación. Esperanzas de meditaciones y reflexiones mías a las cuales traicionaron tanto graves casos de los tiempos comunes como varios de nuestro, pues aunque el lugar parecía que habría de ser plenísimo de quietud y tranquilidad, en el surgieron máximas moles de molestias y turbulentísimas tempestades; y en verdad, a un deseándolo y anhelándolo, no nos fue dado el goce del ocio para practicar y restaurar entre nosotros aquellas artes a las cuales desde niños habíamos sido dados.
 LUCANO
Su nombre completo Marco Anneo Lucano (39-65 a.C.), poeta, que vino a la vida en Córdoba (España), en Hispania y educado en Roma. En un principio tuvo el favor del emperador Nerón, pero al transcurrir el tiempo lo perdió debido a una orden imperial, desde ese día tomo más a pecho la poesía escribiéndola. Movido por el rencor, Lucano participo en una conspiración contra Nerón. Al descubrirse la trama, el emperador le ordeno que se suicidara. Por esas razones sus obras fueron quemadas y la única obra que se conservo es la inacabada Bellum Civile, más conocida como la Farsalia, un poema épico en diez volúmenes entre la guerra civil entre Pom-peyo Julio César. Este largo poema, cuestionado en su época, es único en la épica latina por el hecho de no conocer la intervención divina en el curso de los acontecimientos históricos. Esta única obra se leyó con avidez en la edad media y de ella se realizaron muchas traducciones al castellano.          
                             SÉNECA
De nombre Lucio Anneo Séneca (4 a.C- 65 d.C.) desde sus inicios se dedicó a la dramaturgia, filosofía y a la política, vino al mundo en Córdoba, fue hijo del retórico Lucio (Anneo), más conocido como Séneca el Viejo, desde que estudiara retórica y filosofía en Roma, Séneca el joven, como por esos tiempos se le conocía, quedo completamente convencido por las enseñanzas de los estoicos, esa doctrina desa-rrollo en lo sucesivo. En el año 49 d.C. Séneca por ciertas necesidades se convirtió en pretor y fue nombrado tutor de  Nerón, hijo adoptivo del emperador Claudio, en el momento de la muerte de este último, en el 54, Nerón se convirtió en emperador. La honestidad y la moderación que caracterizaron los cinco primeros años de su mandato fueron en gran medida el resultado de la influencia de Séneca y de Sexto Alfranio Burro (muerto en el año 26), jefe de la guardia pretoriana. Por el año 62, Séneca finalizo sobre el control de Nerón. La gran fortuna que logro acumular hasta esos días despertó los celos del emperador, que en su locura intento envenenarlo. Retirado del trajinar de la vida pública, Séneca se dedicó con pasión a escribir y a extender a un mas sus estudios de filosofía. En el año 65 se vio comprometido por una conspiración a Nerón, liderada por Plebeyo Cayo Calpurnio Pisón, que se suicidó por orden del emperador.
Su estilo bastante artificial y epigramático repre-sentaba grandiosamente la edad de plata, sus discursos, como también ciertas obras a nivel científico, desgraciadamente han desaparecido, pero entre los variados y muchos escritos que se conservan se destacan las Cuestiones Naturales (año 54), siete textos en los cuales se analizan los fenómenos de la naturaleza desde un punto de vista estoico, que hacen referencia a uno de los cuatro elementos; la Epístola de Lucilio (63-64), cinto veinte cartas dirigidas a un amigo; y varios tratados estoicos de temas como la ira (41-44), la disposición de la serenidad mental y el retiro filosófico (55-56). Sus extensos diálogos y sus tratados son más humanos y persuasivos que dogmáticos, y hacen sentir la gran humildad. Al dejar de escribir por un largo periodo, al retomar el pulso de las letras se ejercitó escribiendo nueve tragedias en verso, todas ellas adaptaciones libres de antiguas leyendas griegas; las primeras cuatro esta basadas en las obras de Eurípides. Este hombre de letras esta entre los mejores escritores estoicos de Roma, su principal preocupación fue la ética, pero sus creencias eran de un tinte más espiritual que la de los primeros filósofos estoicos (estoicismo: fortaleza o dominio sobre la propia sensibilidad). Sus tragedias en verso ejercie-ron una influencia muy fuerte en la posterior evolución del teatro en Italia. Otros dramaturgos también se sintieron atraídos por el estilo retórico y florido de Séneca, su coherencia formal, su capacidad analítica e introspectiva, el fatalismo estoico de sus personajes y la peculiar fuerza en que abordaba cada tema, como: el horror, la venganza y el asesinato.
                              PETRONIO
Escritor (muerto 66 d.C.) se cree que su nombre completo era Cayo o Tito, Petronio Niger. El buen historiador romano Tacito se refería a él como Arbiter Elegantiae (árbitro de la elegancia) su consumado sentido de la elegancia y el lujo convirtieron a Petronio en el organizador de la mayoría de espectáculos que se celebraban alre-dedor de la corte de Nerón, como eran las cosas por aquellos tiempos despertó los celos del político Ofonio Tigelino, otro de los favoritos del emperador, que lanzo contra él falsas calumnias. Nerón por esa causa le ordeno, entonces, permanecer en Cumas, y el escritor decidió quitarse la vida. Se dijo por ahí gracias a las negativas lenguas, que antes del suicidio le envió al emperador un escrito en el que enumeraba todos los vicios del tirano. Esto debió causar un esturbión en la corte.
Petronio fue un escritor de amplia visión segu-ramente por eso fue autor de una notable obra de ficción, un romance satírico en prosa y verso titulado El Satiricón (60), del cual se conservan varios fragmentos. El Satiricón es la primera obra picaresca que alguien se atrevió a escribir, y se le puede considerar el modelo de otras obras posteriores
Esta gran novela ofrece una descripción única, y a menudo enormemente obscena, de la vida en el siglo I después de Cristo. A pesar de que su narrador se expresa en el mejor latín de la época, la obra es especialmente valiosa por los coloquia-lismos en los parlamentos de los diferentes perso-najes. El episodio más trascendental para muchos es el banquete de Trimalción, una descripción de un realismo increíble de un banquete ofrecido por un nuevo rico y ostentoso liberto. El Satiricón sirvió de inspiración para el film homónimo en 1969 del director cinematográfico Federico Fellini.                 
Del Satiricón, capítulo 65: A este rasgo de gene-rosidad siguieron unas golosinas cuyo solo recuerdo, créeme, que de asco. Cada uno concilio pollas cebadas en vez de tortolos. Hubo también huevos de gansos que llevaban puesto un píleo. Trimalción nos rogaba con mucha insistencia que nos sirviéramos diciendo que se trataban de pollas deshuesadas. En aquel momento un lictor golpeo las puertas del triclinio y entró un nuevo comensal, vestido completamente de blanco y con un gran sequito.
Atemorizado por su majestuosa apariencia, creí que había venido el pretor en persona. Con intención de levantarme, puse los pies descalzos en el suelo. Agamenón se rio de mi turbación 
    Cálmate estúpido- me dijo-; es Habinas, séviro y marmolista por añadidura, pues pasa por ser el mejor escultor de lapidas sepulcrales.
Tranquilizado con esas palabras, me recosté otra vez sobre el codo para contemplar con gran admiración la entrada de Habinas, que venía todo borracho, apoyándose con ambas manos en los hombros de su mujer. Llevaba puestas varias co-ronas, y el ungüento le chorreaba por la frente hasta los ojos. Se instaló en el lugar del pretor y enseguida pidió vino y agua caliente. Trimalción, encargado de un buen humor pidió para si una jarra más grande todavía le preguntó cómo había sido atendido.-
-Tuvimos de todo- respondió su amigo-. Solo tú nos faltaste pues la niña de mis ojos estaba aquí. Pero, por Hércules, estuvo muy bien. Fue Escisa quien ofreció un opulento banquete de novena en honor de un pobre esclavo suyo, manumitido en la agonía. Y por lo que creo, tendría que pagar un buen suplemento a los recaudadores del vigésimo ya que el muerto es estimado en cincuenta mil sestercios. Pero nos regodeamos, pese a que fuimos obligados a derramar la mitad de las bebidas sobre sus huesitos.            

JUVENAL
El nombre de este sátiro es Décimo Junio (67-127), nació en la población de Aquino, en el sur de Italia. Lo poco que se sabe de él es que desarrollo una corta carrera militar, cayó en desgracia ante el emperador Domiciano, y fue condenado al exilio, probablemente en Egipto. En el momento de su vuelta a Roma, vivió en la pobreza absoluta pero al final de su existencia sus circunstancias fueron en aumento, tal vez a la protección del emperador Adriano.
Su periodo de actividad literaria acontece desde el año 98 hasta el año 128, y en ese periodo de tiempo escribió dieciséis sátiras que lo hicieron ganarse cierta fama. Notables por su buen estilo y epigramático, sus elocuentes sátiras atacan con carácter las extravagancias y los vicios de Roma imperial, y muestran una tenas descripción de la vida ciudadana. Juvenal decía estar influenciado por Lucilio y Horacio, pero su obra carece del humor que aparecen en las Odas de Horacio, y está escrita con una entonación más bien amaga y pesimista. Muchas de sus sátiras muestran clara-mente su indignación ética ante diversas cuestiones sociales, como la hipocresía, los abusos de los poderosos, la glotonería y la avaricia o la corrupción de la administración de Domiciano. También por algunas de sus sátiras se nota a leguas que tuvo una decepción amorosa, pues el tema de una de sus sátiras es claramente que la condena del sexo femenino en su conjunto.
                                PERSIO
De nombre completo Aules Persio Flaco (34-62), de excelente poesía, nacido en Eutria. Se caracterizó por ser un poeta irregular como quisquilloso, y al final de su vida solamente dejo nueve breves escritos, aunque de muy buena calidad las sátiras, inspiradas en la obra de Lucilio. Sus emblemáticas sátiras se han denominado sermones sobre textos estoicos, por su abierta censura de la inmoralidad de su época y su comparación de la vida en Roma con el ideal de virtud estoica. Tratan sobre la importancia de la honestidad, la naturaleza de la verdadera religión, el uso conveniente de manejar con sentido la riqueza y la libertad. Entre sus poemas se pueden destacar el delicado a la degradación del gusto literario. Aunque imita y cita las sátiras de Horacio y se nota por lo que escribió que le falto chispa en  sentido del humor.
MARCIAL
Este gran poeta hispanorromano, cuyo nombre era Marco Valerio Marcial, quien fuera uno de los mejores poetas satíricos. Sus poemas están revestidos de un relato supremamente vivo y en ocasiones nada demostrativos. Llego a la existencia en Bílbibis (Hispania) y por el año 64 se fue a Roma con la inquietud de buscar fortuna. En esa ciudad llevo una vida de poeta itinerante y pobre, en su constante vagabundeo conoció a eminentes literatos como también a hombres de leyes, como Plinio el Joven, Juvenal y Quin-tiliano. Al transcurrir el tiempo se supo ganar el favor de los emperadores Tito y Domiciano, y fue nombrado miembro del orden ecuestre (una categoría de ciudadano con fortuna, al margen de la orden senatorial).
Al escribir Su Liber spectaculorum, su primera obra que es de las pocas que se conservan de él, celebra la inauguración del Coliseo, precedido por Tito en el año 80. Sus Epigramas posteriores (86-102) abarcan doce volúmenes que incluyen como mil quinientos poemas breves en por qué se establece su fama. Los epigramas, de métrica y estrofas de vario sentidos, la mayoría atacan las debilidades universales, aunque algunas están dirigidas a un individuo, real o imaginario, como también poseído de una visión única de la naturaleza humana y un genioso y mordaz giro de la frase, algunos lamentan la mezquindad de los patrones, mientras otros piden préstamos o favores; los dirigidos por el emperador Domiciano parecen artificiales e intencionalmente halaga-dores. Muchos manifiestan la brillante vida romana, y de ellos se denota la admiración de Marcial por el heroísmo del pueblo romano en los días de la República, la admiración por sus amigos y su entrega hacia el campo. La fuerza motriz de su obra realizo las bases del epigrama moderno. Tras una existencia de treinta años en la ciudad, Marcial regreso a Hispania en el año noventa ocho y pereció en su pueblo natal.
De los Epigramas: Siempre haces el amor, Lesbia, con las puertas sin guardar y abiertas y no ocultas tus deslices, y te agrada más un espectador que un amante y no te resulta grato ningún placer si se mantiene secreto. La ramera, en cambio, aleja con la ayuda de una cortina y un cerrojo a los testigos y en los burdeles del Submemmio se abren escasas rendijas. Aprende al menos pudor de Quione o de Jade: a las prosti-tutas impúdicas las ocultan incluso las tumbas. ¿Acaso mi crítica te parece demasiado dura? Prohíbo que te sorprenda, Lesbia, no se te joda.
Epigrama 44: Si te parece excesivo, Estela, que dos epigramas míos, uno más largo y otro más breve, describan las caprichosas carreras de liebres y los juegos de los leones y que haya hecho esto dos veces, tú también has que me sirva liebre dos veces
Epigrama 47: Hace poco Diaulo era médico, ahora es sepulturero: lo que hace el sepulturero, lo hace también el médico.
Epigrama 89: Te perdono que goces prolongando la noche con demasiadas copas de vino: tienes, Gauro, el viejo de Catón. Por escribir versos que no tienen nada que ver con las Musas y con Apolo, debes ser alabado: tiene el defecto de Cicerón. Porque vomitas, el de Antonio, porque te entregas a los placeres de la mesa, el de Apicio. Porque las chupas, dime, ¿de quién tienes el vicio.
Del libro III: Cuando alabo tu rostro, cuando admiro tus piernas y tus manos. Gala, sueles decir: Desnudate agradaré más y evitas siempre compartir los baños conmigo. ¡Acaso temes, Gala, que yo no te agrade?
PLINIO EL VIEJO
Escritor, enciclopedista, como también la máxi-ma autoridad sobre cuestiones científicas. Cayo Plinio Segundo, nació en el año veintitrés en Novum Comum (Como, Italia), pero siendo un niño se trasladó con su familia a Roma, como a los veintitrés años se inscribió en el ejército donde participó en una terrible campaña contra Germania. A su regreso a Roma, por el año 52, estudio leyes pero al no obtener éxito como jurista se dedicó al renglón académico y al ejercicio de escribir. Ente los años 70 y 72 fue a Hispania trabajando como procurador, o recaudador de impuestos imperiales. En el año 79, en el momento de la bestial erupción del Vesubio que destruyó completamente a Pompeya y Herculano, Plinio se hallaba en Miseno, cerca de Napoles, al mando de la flota romana de Occidente. Ansioso por estudiar el fenómeno volcánico, atravesó el golfo de Nápoles con destino de Syabias (Stabia), donde por las consecuencias de los vapores del volcán sucumbió y murió.
Su talento determino para que escribiera obras de tipo histórico y científico, entre las cuales se destacan De ilaculatione equestri, un tratado sobre el uso del venablo por parte de los jinetes; Studiosus, tres volúmenes sobre la formación de un joven orador, escrito al parecer a su sobrino; Dubius Sermo, un tratado sobre las declinaciones y conjugaciones latinas en varios volúmenes sobre las contiendas germánicas; treinta y un libros sobre la historia romana que muestra los sucesos desde el 41 hasta el año 71.
Su enciclopedia, Historia Natural, es nada menos de treinta y siete volúmenes, y viene siendo la única obra de su autoría que se conserva en la actualidad. Pose un amplio contenido sobre hechos trascendentales, extraídos de doscientos volúmenes escritos por cerca de cien autores. Los diez primeros volúmenes se publicaron en el año setenta y siete, y los demás fueron publicados tras la muerte del autor, probablemente por su sobrino Plinio el Joven, la enciclopedia está basada en muchas asignaturas, desde las artes, las humani-dades y las ciencias,  así como también curiosidades y anécdotas de la vida cotidiana de Roma.
 LUCIO APULEYO
Destacado escritor y filósofo (125-180), de naci-miento en Madura (Numidia, Argelia). Su padre fue un acaudalado magistrado. Estudio en Cartago en una muy conocida academia de literatura y fue iniciado en los misterios de Eleusis. Tuvo la forma de realizar muchos viajes por el Mediterráneo, Asia y África. A su llegada a Roma hacia el año ciento cincuenta tuvo prác-ticas de jurisprudencia. Por el año 155 se casó con una viuda potentada y de edad madura, cuyos parientes lo acusaron de haber utilizado las artes mágicas para ganarse su afecto. Su defensa, publicada años más tarde como la Apología, y que hoy existe, en ese entonces fue una elocuente y lograda defensa de su conducta. A partir de ese acontecimiento se dedicó de lleno a la literatura y la oratoria. Su reconocimiento cruzo fronteras que en Cartago y otras ciudades le erigieron estatuas. 
Su prestigiosa novela Las Metamorfosis, muy conocida en la edad media con el título El asno de oro, viene siendo una fantasía latina en once libros. Su relato más famoso es el de la historia de Cupido y Psiquis. Al personaje principal, Luciano, un mago lo convierte por accidente en un asno, que solamente después de haber pasado ciertos riesgos recupera la forma humana, al probar de las manos de una sacerdotisa unas rosas,  según ella proviene de Egipto de la diosa Isis. Por esa y otras descripciones, se considera que Las Metamorfosis viene siendo una sátira de los vicios de su época y una posible alegoría de la vida humana, y marco en demasía sobre las obras de escritores posteriores., como Henry Fieldibg, Tobias Smollett, Giovanni Boccacio. Apuleyo por lo que he leído de su obra poseyó una observación aguda y detallista, ya que sus relatos hacen unas buenas descripciones sobre su tiempo.
EL PRIMER ESCRITOR CRISTIANO
Tertuliano (160-220) fue el primer escritor cristiano que escribió en latín, se destacó por su enérgica forma de escribir, de suave sarcasmo y expresión aguda y concisa, como también fue uno de los primeros precursores de la iglesia.
Quinto Séptimo Florente Tertuliano vino a la vida en la ciudad de Cartago, hijo de un centurión romano. Luego que estudio leyes, ejerció en Roma y entre 190 y195, se convirtió como cristiano. Visito Grecia y de pronto Asia Menor, en el 197 regreso a Cartago para casarse y hacerse presbítero de la iglesia. Por el 207 llegó a ser el más destacado líder del montanismo, movimiento cristiano que fomento las profecías y practico una rigurosa forma de ascetismo. Sus miembros, en conflicto cada vez más abierto con las autoridades de la iglesia, fueron a la postre declarados herejes.
Celoso paladín del cristianismo, Tertuliano se atrevió a escribir innumerables tratados a nivel teológico, treinta y uno de los cuales se conser-van en la actualidad. En ellos defiende al cristianismo, refuta las herejías y analiza ciertos aspectos prácticos morales o de disciplina eclesiástica. Desde sus primeras obras sus opiniones sobre ética y disciplina, rigurosamente ascética, fueron poco a poco endureciéndose y, tras adoptar las doctrinas montanistas, crítico con energía a los cristianos ortodoxos.
Gracias a que abrazo la herejía no fue uno de los más importantes padres de la iglesia, pero a pesar de eso su obra influyo con cierta intensidad, sobre todo a San Cipriano, como también a todos los teólogos cristianos. La iglesia católica acepto varias de sus obras como ortodoxas, incluyéndolas en la literatura patrística.
Tertuliano conoció con integridad la literatura griega y latina, tanto su carácter pagano como cristiano, y es el primer escritor en latín que for-mulo conceptos teológicos como la naturaleza de la trinidad. Sin tener modelo en que basarse, desarrollo una terminología derivada de muchas fuentes, sobre todas de las griegas y del vocabulario de los juristas romanos. La impronta legalista de este lenguaje teológico, por primera vez afirmado en occidente, nunca ha perecido.
Su obra más conocida, Apologético (197), es una defensa apasionada de los cristianos contra las acusaciones paganas de ética y subversión política. De sus tratados doctrinales destinados a refutar la herejía, el más importante de los derechos de los herejes, donde argumenta que solo la iglesia tiene autoridad para declarar lo que es y lo que no es cristiano ortodoxo. En otros textos que escribiera se manifiesta en contra de las segundas nupcias, exhorta a los cristianos a no asistir a los espectáculos públicos y aboga por la sencillez del vestido y los ayunos estrictos. Como todos los montanistas, sostuvo que los cristianos deberían aceptar la persecución sin huir de ella. Los historiadores cristianan valoraban algunos de sus escritos, en especial Del bautismo y sobre la oración, por la luz que abren acerca de las practicas cristianas de la época.
                         SAN AGUSTÍN
 (354-430) Este notable teólogo de orden cristi-ano, eminentemente el padre de la iglesia y uno de los más fervientes filósofos en ese sentido
Llego al mundo el trece de nov. De 354 en Tagaste, Numidia (Souk-Ahras, Argelia), fue un pagano que con el transcurrir del tiempo se volvió un modelo de cristiano, y motivado por su madre que era una consumada devota cristiana, siendo posteriormente canonizada por la iglesia católica. Agustín fue educado como retórico en las ciudades norteafricanas de Tagaste, Madaura y Cartago. Entre sus quince y treinta años vivió con una bella mujer cartaginesa, cuyo nombre no está registrado en la historia, con la que en el año 372 tuvo un hijo, Adeodatus, que en latín significa regalo de dios.
Inspirado por el tratado filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Marco Julio Cicerón, se convirtió en un sentido cristiano buscador de la verdad, interceptando varias corrientes filosóficas antes de ingresar a la órbita de la iglesia. Durante nueve años, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista de Persia muy extendida por ese tiempo por el imperio romano. Con su principio funda-mental de conflicto entre el bien y el mal, el maniqueísmo le pareció una doctrina que podría corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más adecuadas sobre las que construir un sistema filosófico y ético. Además en un principio su código moral no era muy estricto; Agustín recordaría posteriormente en sus Confesiones: concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo. Desilusionado por la imposibilidad de ciertos principios maniqueístas contradictorios, abandono esta doctrina y dirigiendo su atención hacia el escepticismo.
Hacia el año 383 se trasladó de Cartago a Roma, pero al transcurrir un año fue enviado a Milán como maestro de retórica, allí se movió bajo el círculo del neoplatonismo y se encontró al obispo de la ciudad, San Ambrosio, uno de los curas más reconocidos en ese momento. Este lo llevo por el sendero y la decadencia del cristianismo. Un día de esos, según su propio relato, creyó escuchar una voz, como la de un niño, que repetía: “toma y lee”. Su imprudencia hizo que tomara eso como una exhortación divina a conocer algo tan irreal como las sagradas escrituras y leyó el primer pasaje que apareció al azar… nada de comilonas y borracheras, nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades y envidias. Pensando en algo tan incierto como ese señor Jesucristo, y con una palabra mal acertada como: y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. Desde ese momento decidió integrarse al cristianismo. Fue bautizado con su hijo natural por Ambrosio la víspera de la pascua del año 387. Su padre que se había reunido con él en Italia y que moriría un poco después en Ostia, se alegró de esta respuesta a sus oraciones y esperanzas.
Al volver al norte de África y, tras ser ordenado como cura en el 391, fue nombrado obispo d Hipona (Annaba, Argelia) trabajo eclesiástico que desempeñaría hasta el día de su muerte. Tuvo que vérsela con un periodo de gran agitación política y teológica, ya que en el trascurso de los pueblos germanos llegaron a amenazar al imperio, inclusive saquearon Roma en el 410, el valor de la herejía amenazaba también a la unidad de la iglesia. San Agustín emprendió con entusiasmo la batalla teológica. Además de combatir la herejía maniqueista, participó en dos grandes conflictos religiosos. Uno de ellos con el donatismo, secta que mantenía la invalidez de los sacramentos si no eran administrados por hombres de la iglesia sin pecado. El otro lo mantuvo por los seguidores de la predestinación. La iglesia como tal ha encontrado especial satisfacción en los aspectos institucionales  eclesiásticos de la doctrina de San Agustín; la teología católica, lo mismo que la protestante, está basada en su mayor parte, en las teorías San agustinianas. Juan Calbino y Martín Lutero, líderes de la reforma, fueron estudiosos del pensamiento filosófico de San Agustín.
La doctrina agustiniana se sitúa entre los extre-mos del pelagianismo y el maniqueísmo. Contra la doctrina de Pelagio mantenía que la desovediencia del hombre se había producido de pecado de la naturaleza humana era capaz de cambiar. En su teología, los hombres y las mujeres son salvados por la gracia divina; frente al manique-ísmo, defendió con suprema energía el papel del libre albedrío en unión con la gracia. San Agustín murió en Hipona el 28 de ag. Del 430. Por esa razón su festividad se celebra durante esa fecha.
La importancia de San Agustín en la iglesia es comparable a la de San Pablo entre los apóstoles. Como escritor lo fue ya que lo hizo con pasión, con brillo de un eminente estilista. Su obra más conocida es su autobiografía Confesiones (397-401). Donde narra sus primeros años y su conver-sación. En su apología cristiana La ciudad de Dios (413-426), estableció una filosofía teológica de lo que pretendió que era la historia. De los veintidós libros que componen esta obra, diez están a polemizar sobre el panteísmo. Los otros doce se ocupan del origen, destino y progreso de la macabra iglesia, a la que considero oportunamente como la sucesora del paganismo, que atrevido. Entre el 426 y el 427 escribió las Retracciones, donde expuso su veredicto final sobre sus primeros libros, corrigiendo todo lo que su juicio supuestamente más maduro considero engañoso o equivocado. Sus restantes escritos incluyen las Epístolas, de las que doscientos setenta se encuentran la edición benedictina, fechadas entre los años 386 y 429; sus tratados, en los cuales son más nombrados De libero arbitrio (388-395) y De natura et gratia (413); y homilías sobre diversos libros de la Biblia.
BOECIO
Estimable filósofo y hombre que defendió el estado romano. Este hombre de ingenio supo ganarse la confianza de Teodorico I el Grande, rey de los ostrogodos, y por esos tiempos también señor en Roma, quien en el 510 le nombro como cónsul. Al transcurrir el tiempo fue acusado por sus enemigos de preparar una traición y, aunque inocente, fue encarcelado en Pavía y ejecutado. En el momento de su encerramiento escribió De Consolatione Philosophiae (Sobre la consolación de la filosofía) obra filosófica que, escrita por alguien que afortunadamente no era cristiano, contiene elementos como la ética de estilo cristiano, que fue apreciada durante la época medie-val. Se realizaron varias traducciones de la obra y muy célebres son las del rey Alfredo el Grande y la del poeta Geoffrey Chaucer. Boecio, escribió también un tratado de lógica sobre todo influido por la terminología lógica de los medievales, y hizo varias traducciones y comentarios de la obra de Aristóteles, que para los escolares de ese tiempo se iniciaran en el conocimiento del filósofo griego; existen en la actualidad varios tratados de él sobre música, aritmética y teología.
DANTE ALIGHIERI
(1265-1321) Se destacó por ser un extraordinario poeta, prosista, teórico de la literatura y pensador de su Italia natal. Está considerado como el que trascendió la literatura de su tiempo. Tuvo la suerte de nacer en la ciudad del arte Florencia, en los últimos días de mayo en los primeros días de junio del año 1265, en el ambiente de una familia que pertenecía a la pequeña nobleza. Su madre pereció en el momento que era un niño y su padre en el momento que cumplió los dieciocho años. El acontecimiento más memorable de la juventud de Dante, según sus propias palabras, fue conocer, en el año 1274, a Beatriz, a la mujer  a quien amo y al que exaltó como símbolo supremo de la gracia divina, primero en la Vida nueva y, más tarde, en su obra maestra, la Divina Comedia. Ciertos especialistas han identificado a Bice di Folco como la noble florentina Portinari, que murió en 1290, con apenas veinte años. Dante solo la vio en tres ocasiones y además nunca hablo con ella, pero eso fue suficiente para que se convirtiera en la musa inspiradora de casi toda su obra.
Casi nada se sabe de la educación de Dante, aunque sus escritos reflejan una gran erudición que era casi todo el conocimiento de  su tiempo. En sus inicios fue influido por las obras del filósofo y retorico Brunetto Latini, que aparece, por otro lado, como personaje destacado de la Divina Comedia. Por el año de1 285 se encontraba en Bolonia, por esa menesterosa se cree que estudio en la universidad de dicha ciudad. Durante las luchas políticas que tuvieron lugar en Italia por aquella época, se unió al bando de los güelfos, opuestos de los gibelinos. En 1228 for-mo como integrante del ejército que  combatió en la dura batalla de Campaldino, en la que los güelfos vencieron a los gibelinos de Pizza y Arezzo. Por ese mí mismo tiempo se casó con Gemma di Manetto Donati, perteneciente a una emblemática familia güelfa florentina.
Primeramente escribió la Vida nueva, escrita después de la muerte de Beatriz, son poemas que responden a la estructura del soneto y de la canción o canzone, entre los que se intercambian textos en prosa. En ellas se narran acontecimi-entos relacionados con el amor del poeta hacia Beatriz, como el sueño en que el poeta la ve mu-erta, la muerte real de la bella joven y la desición del enamorado que, desesperado, decide escribir una obra literaria dedicada a ella, como último hecho de su amor.
Esta obra muestra claramente la influencia de la poesía amorosa trovadoresca de la Provenza francesa, y pone el momento culminante de Dolce Stil Nuovo, nombre que recibe de la poesía escrita en la lengua vernácula en la Florencia de esa época. Esta obra de cierta forma logra superar la tradición provenzal, ya que describe los sentí-mientos del poeta de una forma sublime e idea-lista, pero también insinúa una elevada espíritualidad muy próxima al misticismo. Constituye una de las grandes obras de la literatura europea de ese tiempo. El texto se cree que fue escrito entre 1292 y 1993 o incluso 1924.
Al sucederse como cinco años, Dante participo activamente en la vida política de su ciudad. Ciertos documentos fechados en 1295 lo identifican en el gremio de médicos y boticarios, debido a los que participaban en el gobierno de la ciudad a no ser que fueran miembros de una corporación. En 1300 participo hacia San Gimignano al frente de una misión diplomática. Ese mismo año se supone que fe elegido como uno de los seis magistrados de Florencia, cargo en que solo pudo aguantar dos meses. Durante sus operaciones se profundizo la rivalidad existente entre las facciones del partido güelfo, los llamados negros, que veían en el papa un interesado aliado contra el poder imperial, y los blancos, que pretendían mantenerse independi-entes, tanto del papa como del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Con el único fin de mantener en paz la vida política florentina, se decidió desterrar a los jefes de las dos facciones enfrentadas. Sin embargo, apoyados por el papa Bonifacio VIII, los cabecillas de los güelfos negros regresaron a Florencia en 1301 y se apoderaron del gobierno de la ciudad. Dante que se había opuesto al papa Bonifacio fue expulsado por un periodo de dos años como tam-bién le obligaron a pagar una elevada multa. Al no hacerla efectiva lo amenazaron con ejecutarlo si regresaba a la ciudad. Este exilio lo cumplió en Verona y en otras ciudades del norte de Italia. Vivió en París durante como cuatro años, por ciertas cosas de la vida sus ideas políticas sufren cambios de importancia y abrazo la causa de los gibelinos, que aspiraban a la unificación de Europa bajo la dominación de un emperador culto y competente.
Durante su primera parte de su exilio, Dante escribió dos importantes obras en latín. La primera de ellas, de Vulgari eloquetia (1304-1305), viene siendo un tratado de las ventajas que supondría el italiano como lengua literaria. En él defiende la utilización de la lengua vernácula, escribe buenos argumentos para que sea una lengua escrita y concluye sobre una disensión acomodada a la crítica de algunas obras en lengua vernácula. La segunda obra se trata de una inconclusa obra titulada Convivio (1304- 1307). Fue concebida como una recopilación o enciclo-pedia, en quince volúmenes, del conocimiento de esos años. El primero de los tomos sería un volúmen introductorio, mientras que los otros restantes incluirían otros tantos comentarios en forma de poema. Solo logro terminar los primeros cuatro textos.
La bisectriz política danteana se vio espoleada con la llegada a Italia de enrique VII, rey de Alemania y cabeza del Sacro Imperio Germánico. Las intenciones de dicho emperador eran unificar Italia bajo su soberanía. En medio de una febril actividad. Dante escribió a varios príncipes y líderes políticos italianos, urgiéndoles a darle la bienvenida al emperador y ayudarlo en sus deseos de unificar la península itálica, pues era la forma más sabia de culminar la lucha entre las ciudades y en el interior de estas. La muerte repentina de Enrique VII en Siena, en el año 1313 acabo con las esperanzas políticas del poeta. El tratado Monarchia (1310), escrito en latín seguramente mientras la permanecía del emperador en Italia, se trata de una exposición detallada de sus ideas, entre las cuales se encuentra la necesidad de la existencia de un sacro imperio y la separa-ción de la iglesia y del estado.
En ese año de 1316 la ciudad de Florencia ofreció a Dante la posibilidad de regresar, pero las condiciones que puso para ello eran las mismas que solían poner a los criminales perdonados por las autoridades de la ciudad. El poeta por cuestión de amor propio rechazo de plano el ofrecimiento, diciendo que en esas condiciones le era imposible su regreso al menos que le fueran restituidas por completo. Siguió viviendo exiliado y paso sus últimos años en Ravena, donde agonizo luego de grandes dolores corporales y de orden moral. Fue enterrado en esa ciudad, pero sus restos han sido reclamados por los florentinos, que le tenían reservada una sepultura en la iglesia de Santa Croce.
Para hablar de las obras menores de Dante, hay que decir que  su producción estilística de la más cuantiosa valía es Quastio de aqua et terra y dos eglocas también escritas en latín. La primera es un tratado cosmológico sobre una cuestión frecu-ente entre los pensadores de ese periodo: si la superficie de las aguas si es mayor que de la tierra. Las églogas estaban desarrolladas en el modelo inspirado del poeta clásico Virgilio, a guíen dante consideraba su más importante y duradero ejemplo.
Se dice que debió comenzar a escribir su obra máxima, la Divina Comedia, por el año 1307 y la termino probablemente poco antes de su muerte. Se trata de una narración alegórica en verso, de gran precisión y fuerza dramática, en la que se describe el imaginario viaje del poeta a través del infierno, el purgatorio y el paraíso. Esta dividida en tres grandes secciones, que reciben su nombre de las etapas del recorrido. En cada uno de estos tres mundos Dante se va encontrando con perso-najes mitológicos, históricos o contemporáneos suyos, cada uno de los cuales simboliza el defecto o virtud, ya sea en el terreno de la política como el de la religión. Así, los castigos o las re- compensas que recibe por sus comportamientos ilustran un esquema universales de los valores morales. Durante su estadía en el infierno y el purgatorio, el quía del poeta es Virgilio, alabado por Dante como el representante máximo de la razón; Beatriz, a quien Dante considero como la manifestación de la voluntad divina, lo guía a través del paraíso. Cada una de la secciones incluye treinta y tres cantos, excepto la primera, que incluye uno más y sirve como introducción. Este extenso poema está escrito en tersa rima. La intención del poeta al componer era demostrar la finalidad de Dios y el viaje imaginario de Dante debió ser interpretado como una alegoría de la purificación del alma y de la consecución de la paz bajo la quía de la razón y del amor en sentido cristiano.
 PETRARCA
Hablar sobre Francesco Petrarca (1304-1374) hay que discernir que fue un gran poeta y humanista, considerado el primero y uno de los más grandes líricos modernos. Su estilo perfecto del soneto influyó en muchos posteriores poetas. Vino al mundo en el año 1304, en un mes de marzo y en la pequeña población de Arezzo. En el momento que tenía ocho años, su familia se trasladó de Toscana a Aviñón (Francia). En 1326, tras el deceso de su padre, Petrarca, que había estudiado leyes en la Universidad de Bolonia, volvió a Aviñón, donde tomo los votos eclesiásticos menores, por el año 1330. El viernes santo de 1327, vio por primera vez a Laura (posiblemente la dama laure de Noves) la mujer idealizada por el poeta, tal nombre lo idealizo en sus poemas líricos y que le inspiro una pasión que se ha convertido en proverbial por su constancia y pureza.
Durante su ferviente existencia, transcurrida principalmente al servicio de esa iglesia tontera y como también de la familia Visconti, durante un largo viaje visito gran parte de Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos. En Florencia, en 1930, conoció al escritor Giovanni Bocaccio, con guíen ya había mantenido correspondencia desde un tiempo anterior. Al sucederse el tiempo ambos crearon un movimiento de descubrimiento de la cultura de la antigüedad clásica, de rechazo de la escolástica medieval y como defensa del nexo entre las creaciones paganas y cristianas. Entre 1353 y 1361, Petrarca permaneció en Milán y, hasta 1374, entre Padua, Venecia y Arque (Véneto). Seguramente por sus frecuentes andan-zas, se vio reflejado en él como el deseo de ver a Italia unida, administrando la herencia del impe-rio romano. Rodeado de un gran respeto durante su existencia, fue nombrado poeta laureado por el senado de Roma, en 1341. Pereció en Arque el 18 o el 19 de julio de 1374. Su alta creencia en la continuidad y la relación entre la cultura clásica le llevaron a impulsar el humanismo europeo.
Petrarca como un buen conocedor escribió en latín y en italiano. Entre sus obras en latín se destacan África, un poema clásico sobre el conquistador romano Escipión el africano, y De viris ilustribus (1338), una serie de biografías de personajes ilustres. También en latín escribió églogas y epístolas en verso, el diálogo Secretum (1343), y el tratado De vita solitaria, dedicada a la naturaleza, al estudio de la meditación. Su amplia recopilación de cartas ha resultado muy útil para la verificación de los acontecimientos históricos y biográficos que contienen.
Algo Composición del cancionero: Claras y dulces aguas/ donde los bellos miembros/ puso aquella a guíen solo cree señora;/ gentil rama en que quiso/ (con suspiros me acuerdo)/ hallar para su bello flanco apoyo;/ hierva y flor que el vestido/ gracioso recubriera/ con su angélico seno.
La más conocidas de sus obras es una colección de poemas en italiano titulada Rime in vita e morta di Madonna Laura, que fue ampliada en el trascurso de su existencia y que se conoce como Cancionero. Es una recopilación de sonetos y odas, inspiradas la mayoría en su amor no correspondido por Laura, y refleja máximamente el carácter del poeta y de su pasión amorosa en un italiano vernáculo extremadamente melodioso y refinado. También en la misma mujer de sus idilios se inspiró para componer otro conjunto de poemas, Triunfos (1352-1374). Que hacen una memoranza detallada del espíritu humano desde el amor terrenal a su realización de un ser supremo. Muchos de ellos fueron trasformados en madrigales por el compositor italiano Claudio Monteverdi.       
ERASMO DE ROTTERDAM
(1466-1536) Notable escritor, crítico, que a pesar de ser holandés domino el latín asumiéndolo como su propia lengua
Vino al mundo como se cree en 1466, en Rotterdam, hijo de un cura, Roger Gerard. Asisto a severos monasterios en Deventer y’ Hertogenbosh, luego de la muerte de su padre, se hizo agustino en Steyn. 1492 se ordenó cura y trabajo para el obispo de Cambray, estudiante concentradamente las filosofías escolástica y griega en la universidad de París. Desilusionado por la vida cural, busco un laburo secular, y con el paso del tiempo recibió el honor papal para vivir como erudito laico.
Desde 1499 se dedicó a viajar por Italia, y Ale-mania trabajando como conferencista, sin aban-donar la escritura e investigando manuscritos antiguos. Mantuvo una constante correspondencia, se conservan de él más de mil quinientas cartas que les escribiera a varios personajes de la época. Al haber realizado varios viajes a Ingla-terra realizo amistades con eruditos de la nueva enseñanza humanista como John Colet, Thomas Linacre, Thomas Moro y otros tantos. En la época que estuvo en Italia se doctoro en la Universidad de Turín y se hizo amigo del editor veneciano Aldo Manuzio. En la ciudad suiza de Basilea aprovechándose de las circunstancias se hizo amigo y redactor del editor Johann Froben y en esa ciudad repentinamente murió el doce de julio de 1536.
Hablar sobre su obra hay que decir que se sirvió del poder de su erudición y elegante estilo en latín, que amenizo con paciencia e ingenio. Adagios (1500 ampliados en 1508), una recopilación de proverbios latinos. La mayor parte de sus primeros escritos atacan las prácticas corruptas de la iglesia y el escolasticismo racionalista fomentado por los curas. En el manual del caballero cristiano (1503) y su famosa sátira Elogio de la locura (1511), que dedico a Thomas Moro, aboga por una vuelta a la primera ética cristiana. Aunque su obra más trascendental fue la traducción al griego del Nuevo Testamento (1516), se trata de manuscritos nuevos, con apuntes críticos y acompañada de una nueva traducción latina. Por estas obras, que incluyeron a los reformadores cristianos de ese momento, se le apoda como padre de la reforma.
Erasmo abiertamente expuso sus opiniones progresistas acerca de un nuevo concepto de la educación sobre el método del estudio (1511) La enseñanza firme pero amable de los niños (1529). Sostenía algo tan equivocado como la enseñanza del cristianismo en el hogar antes de empezar el bachillerato a los siete años. El latín debería enseñarse primero como general y luego a través de la gramática, un método parecido a las técnicas actuales de enseñanza, también estipulo una formación a través de la educación física, su crítica a la disciplina severa y su insistencia de despertar el interés de los alumnos.
En el año de mil quinientos diecisiete, en el momento se convirtió en un tema caliente bajo el monomio y liderazgo de Martín Lutero, la vida de Erasmo cambió de dirección. Hasta esa época admirado y temido como crítico, ya que se convirtió en apologista, en verdad sin confiar en los católicos o reformistas y siempre desechando en tomar partido. Siguió siendo católico aunque con frecuencia se asoció con los reformistas. Por los continuos ataques, en sus Coloquios y a las supersticiones le acusaron de luterano, acusación que negó con enérgica defensa. También le acusaron  de disimular sus verdaderas opiniones por miedo a las consecuencias. Para rebatirlo escribió una declaración completa de su posición teológica, Disquisición acerca del libre albedrío (1952), que incluye un ataque directo a Lutero. El contraataque de este último provoco una polé-mica final de Erasmo, Hyperaspistes (1526). Mientras tanto preparo muchas ediciones eruditas de los curas con la ayuda del editor Froben.
Por la consideración que se le hace como precursor de la reforma y sus obras por esa razón fueron incluidas en el Índice de Obras prohibidas por el Concilio de Trento, su guerra contra la ignorancia y la superstición procede completa-mente de sus convicciones de humanista que como teólogo. Luego de que pereciera sus obras fueron prohibidas por la iglesia católica y denun-ciadas por muchos protestantes, pero anticiparon la tolerancia en los Países Bajos y por las obras de escritores como Voltaire, Anatole France, Bertrand Russel y otros. No fue un reformador religioso, como Lutero y Calvino, ni mucho menos quiso participar en discusiones referente a la teología; fue un  auténtico hombre de letras y, como humanista, un precursor de la época. En la actualidad existe una Universidad Erasmo de Rotterdan y la red de la Comunidad Europea para los intercambios académicos que es llamada Erasmus en su honor.

COMENTARIO
Este escritor, escribió este texto de ensayos sin conocer el lenguaje del latín, esto no le impidió efectuar este gran riesgo. Sus largas y extensas lecturas le han hecho recocer la historia, los hechos y los imprescindibles autores que le dieron vida al latín como lenguaje expresivo. Pedro que ha leído lo suficiente, como para tener un amplio conocimiento de lo que es la literatura y sus significados de los más remotos estilos. Ha realizado este sueño con la debida conciencia, de ser lo más preciso en la formulación elocuente de cada autor que conforma todo el latín.
Estos ensayos son el resultado de una larga investigación, de diferentes libros de los distintos autores de las diferentes etapas de la Roma con su lenguaje el latín.
                               
ÍNDICE
Pag. 1----------------------La literatura latina
Pag. 2------Los menesteres de la literatura latina
Pag. 3-----------------------Periodo primitivo
Pag. 5------------La edad de oro de la poesía
Pag. 8-------------La edad de oro de la prosa
Pag. 10-------------------- La edad de la plata
Pag. 13-------------------------Último periodo
Primeros escritores de la cristiandad
Pag. 16-------------------------La edad media
Pag. 20------------------------El renacimiento
Pag. 24---------------Lucio Livio Andránico
Pag. 25---------------------------Quinto Ennio
Pag. 27-----------------------------------Plauto
Pag. 29---------------------------------Terencio
Pag. 32---------------------------Cantón Viejo
Pag. 34-----------------------------Cayo Lucio
Pag. 35--------------------------------Lucrecio
Pag. 36----------------------------------Cistulo
Pag. 39----------------------------------Virgilio
Pag. 47---------------------------------Horacio
Pag. 53------------------------Sexto Propercio
Pag. 54-----------------------------------Ovidio
Pag. 60----------------------------------Ciceron
Pag. 67----------------------------------Lucano
Pag. 68-----------------------------------Séneca
Pag. 71---------------------------------Petronio
Pag 76-----------------------------------Juvenal
Pag. 77------------------------------------Persio
Pag. 78----------------------------------Marcial
Pag. 82--------------------------Plinio el Viejo
Pag. 85-------------------------Lucio Apuleyo
Pag. 87--------------Primer escritor cristiano
Pag. 91----------------------------San Agustín
Pag. 97-----------------------------------Boecio
Pag. 98------------------------Dante Alighieri
Pag. 113---------------Erasmo de Rotterdam
Pag. 119---------------------------Comentario



     

   


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